Una de las funciones del lenguaje humano consiste en influir en la conducta de los demás cambiando lo que saben, desean, creen, sienten... Para dos seres humanos involucrados en una conversación, la percepción del estado mental del otro es clave.
Desde la teoría de la comunicación humana de Paul Watzlawick, insertada en el paradigma constructivista, se afirma: “construimos automáticamente el mundo que experimentamos nosotros mismos, sin reparar en cómo realizamos dicho acto de construcción”. El mundo (construido) está constituido por las experiencias y no posee ninguna pretensión de verdad, en el sentido de corresponder con una realidad. Se entiende que la comunicación es un sistema (o proceso) en el que todos los interlocutores participan lo quieran o no, puesto que toda conducta es comunicación y toda comunicación afecta a la conducta. La máxima reza así: “No es posible no comunicar.” De hecho, la no-comunicación es una manera de comunicar. Se genera una situación paradójica de una persona que no desea comunicarse y sin embargo, se comunica con su actitud y su negación, puesto que comunica que no quiere comunicarse. Incluso el más oscuro silencio es comunicación, comunica un “no quiero entrar en interacción” o “ no quiero comprometerme”.
Entonces, ¿cómo puedo transmitir a otros mis opiniones, deseos, creencias o sentimientos de manera eficaz y sin sentirme incómodo, en caso de desacuerdo? Respetando los derechos de los demás y haciendo respetar los nuestros, sin intención de manipular al otro. Siendo asertivos.
Existen tres tipos de asertividad, con un marcado componente situacional/ contextual. Algunas personas que expresan sentimientos afectivos sin ningún problema, sin embargo tienen dificultad en expresar los de oposición y viceversa. También se dan casos de personas que son capaces de manifestar oposición en el trabajo, sin embargo no pueden hacerlo con sus familiares y viceversa.
Veamos ahora a que tenemos derecho en nuestras relaciones con los demás. Recogidos en la tabla siguiente:
En las situaciones en las que experimentamos desacuerdo con la opinión de otros y/o cuando el interlocutor con sus palabras contradice sus hechos o sus palabras anteriores, es aconsejable: practicar la escucha activa ( la escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.), conocer y comprender de manera empática la opinión del otro ( "si no te he entendido mal..." "O sea, que lo que me estás diciendo es..." "A ver si te he entendido bien...."), pararse a reflexionar, reconocer los aspectos positivos de la opinión del otro ( si los hay), mostrar el desacuerdo dando razones basadas en el análisis de las limitaciones que tiene la propuesta del otro, dar nuestra opinión siendo específicos (sin generalizar) formulándola en primera persona, destacar las ventajas de la propia opinión y observar la reacción del otro ante la nueva opinión.
Un esquema de respuesta frente a nuestros sentimientos negativos referidos al interlocutor, cuando se tiene claro que el otro no ha querido agredirnos conscientemente, cuando existe una relación de confianza con la otra persona y no tanto cuando se trata de un extraño, seria:
- Cuando tú haces... Describir de manera clara la situación que nos desagrada o que deseamos cambiar.
- Yo pienso que... / Yo siento que... Expresar los sentimientos personales en primera persona, evitando acusar al otro.
- Me gustaría que... Pedir una alternativa concreta de conducta.
- Agradecer la atención del otro a nuestra petición.
Cuando nos comportemos de forma asertiva, expresando lo que queremos y deseamos de un modo directo, honesto e indicando lo que deseamos de la otra persona, manifestando respeto por ella, con el mínimo coste emocional y manteniendo una buena relación, observaremos:
- Habla fluida, seguridad, contacto ocular directo (no desafiante), relajación corporal.
- Expresamos los sentimientos tanto positivos como negativos, defendemos sin agredir, mostramos honestidad y respeto hacia el otro.
- Discrepamos abiertamente, pedimos aclaraciones, decimos “no” y sabemos aceptar errores.
- Buena autoestima, respeto por uno mismo.
- Sensación de control emocional
Bibliografía:
- Von Glaserfeld, E. (1998). Introducción al constructivismo radical. En P. Watzlawick (comp.), La realidad inventada. Barcelona: Gedisa. (Orig. 1981).
- Smith, Manuel J.( 1994) Sí, puedo decir no. Ed. Grijalbo. Barcelona.
- Lazarus, Ricard Y Folkman, Susan (1976) Estrés y procesos cognitivos. Biblioteca de psicología psiquiatría y salud. Barcelona.
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