miércoles, 10 de septiembre de 2014

DECÁLOGO DE LA AUTENTICIDAD

1.- ¿Qué hacer para ser auténtico? Evitar la mentira y procurar responder siempre de la misma manera independientemente de las circunstancias. Los acomodaticios y camaleónicos no son auténticos. Debo ser la misma persona en casa, en el trabajo o con los amigos. No es auténtico, pues, el que juega un rol diferente dependiendo en el medio en que se encuentre. 

2.- Ser auténtico es estar en armonía con nuestras posibilidades reales (no fantaseadas) tanto psicológicas como económicas o sociales. Por esto, la base de la autenticidad es reconocerse en profundidad, sin recovecos, ni cámaras oscuras. Pero también tenemos que decir, que tampoco es auténtico aquel que se jacta de sus cualidades o desprecia a los que no las tienen. La autoalabanza y vanidad están reñidas con la autenticidad. 


3.- Ser auténtico es luchar por lograr las destrezas y habilidades necesarias para armonizar nuestras obligaciones y deberes con nosotros mismos y con los otros. 

4.- Ser auténtico es admitiendo las leyes, no provocar la explotación de los demás. La autenticidad no es contraria al cumplimiento estricto de las normas y las buenas costumbres. Por esto, es falso pensar que se es más auténtico cuanto más libertino seamos o más rompamos las reglas del juego de la convivencia. 

5.- La autenticidad presupone una corriente de empatía hacia el otro y también aceptarlo en su totalidad con sus pros y contras. Lo que no quiere decir que en algún momento no podamos estar en desacuerdo con sus acciones o ideas. 

6.- Para ser auténticos no podemos mentir ni mentirnos. Y por esto debemos procurar que la parte oscura de nuestro inconsciente sea la más pequeña posible. 

7.- Ser auténtico es un proceso que dura toda la vida y por lo tanto no podemos descansar en este afán. La autenticidad plena, como la felicidad, no la conseguiremos hasta una hora después de muertos. 

8.- Ser auténtico es ser congruente entre el pensar, el sentir y el actuar. 

9.- Ser auténtico presupone una libertad tanto externa como interna. Es decir, hay que tener un encuadre social que respete las reglas mínimas de la convivencia y que nos permita actuar con libertad, pero también se precisa de una “libertad interna”, por lo tanto no sentirse teledirigido por nuestras angustias y tensiones, o al menos, tomar conciencia de ellas y poder neutralizarlas. 

10.- En definitiva, ser auténtico supone un desarrollo armónico del sujeto y una adecuada interacción con los demás, en un contexto de "libertad externa". Una persona auténtica es íntegra y cabal, abierto a los demás y capaz de crear un ámbito de libertad, armonía y comprensión.

ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA
Psiquiatra.Cofundador del Teléfono de la Esperanza 


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