La mente de Fran da vueltas sin parar mientras hace sus deberes. "Nunca
lograré aprobar este examen de historia -piensa-. Mi padre tiene razón, soy como
él —nunca haré gran cosa en la vida". Distraído, baja la mirada y piensa en lo
flacas que son sus piernas. "Uf -se dice-. Seguro que el entrenador de fútbol no
me deja ni intentarlo cuando vea lo poca cosa que soy".
Julio está estudiando para el mismo examen de historia que Fran, y tampoco
es un amante de esa asignatura. Pero aquí se acaban las similitudes. Julio tiene
una actitud completamente diferente. Es más probable que piense: “Bueno,
historia otra vez. ¡Vaya palo! Menos mal que me luciré en la asignatura que me
gusta de verdad —las mates". Y, cuando Julio piensa en su aspecto, también es
mucho más positivo. Aunque es más bajo y delgado que Fran, Julio es mucho menos
proclive a culpar o criticar su cuerpo y es más probable que piense: "Tal vez
esté delgado, pero corro bien. Seré una buena incorporación para el equipo de
fútbol".
Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué
somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo
largo del tiempo, empezando en nuestra más tierna infancia. El término
autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una
persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras
interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen
mental (nuestra autoimagen) contribuye a nuestra
autoestima.
La autoestima depende de en qué medida nos sentimos valorados, queridos y
aceptados por otros — y en qué medida nos valoramos, queremos y aceptamos a
nosotros mismos. Las personas con una autoestima sana se sienten bien consigo
mismas, aprecian su propia valía y están orgullosas de sus capacidades,
habilidades y logros. Las personas con baja autoestima sienten que no gustarán a
nadie, que nadie los aceptará o que no son buenos en nada.
Todos tenemos problemas con nuestra autoestima en determinados momentos de la
vida —especialmente durante la adolescencia, cuando estamos descubriendo quiénes
somos y cuál es nuestro lugar en el mundo. La buena noticia es que, como la
imagen que tenemos de nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, la
autoestima no es algo inamovible ni fijo de por vida. Así que, si sientes que tu
autoestima no es todo lo alta que debería ser, puedes mejorarla.
Problemas de autoestima
Antes de que una persona pueda solucionar sus problemas de autoestima y
construir una autoestima sana, es útil saber en primer lugar qué podría estar
causando esos problemas. Dos cosas en particular —cómo nos ven o nos tratan los
demás y cómo nos vemos a nosotros mismos— pueden tener un gran impacto sobre
nuestra autoestima.
Los padres, profesores y otras figuras de autoridad influyen en las ideas que
desarrollamos sobre nosotros mismos —en particular, cuando somos niños pequeños.
Si los padres pasan más tiempo criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil
que ese niño desarrolle una autoestima sana. Puesto que los adolescentes aún
están formando sus valores y creencias, es fácil que construyan su autoimagen
alrededor de lo que dice uno de sus padres, un entrenador u otras personas.
Es obvio que la autoestima puede salir muy mal parada cuando alguien cuya
aceptación valoramos mucho (como un padre o un profesor) nos hace de menos
constantemente. Pero las críticas no tienen por qué venir siempre de otras
personas. Como Fran en el ejemplo anterior, algunos adolescentes también tienen
un "crítico interior”, una voz interior que encuentra fallos en todo lo que
hacen. Y, como le sucede a Fran, la gente a menudo modela inintencionadamente
su voz interior de acuerdo con la opinión de un padre crítico o cualquier otra
persona cuya opinión es importante para ella.
Con el tiempo, escuchar una voz interior negativa puede dañar la autoestima
de una persona tanto como si la crítica viniera de fuera. Algunas personas están
tan acostumbradas a que su crítico interior siga allí que ni siquiera se dan
cuenta cuando se están haciendo de menos.
Las expectativas poco realistas también pueden afectar a la autoestima de una
persona. La gente tiene una imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién
cree que debería ser). La imagen de la persona ideal es diferente para cada uno.
Por ejemplo, algunas personas admiran las habilidades deportivas y otras las
aptitudes académicas. Las personas que se ven a sí mismas teniendo las
cualidades que admiran —como la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen
tener una autoestima alta.
Las personas que no se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran
pueden desarrollar una baja autoestima. Desgraciadamente, las personas que
tienen una baja autoestima a menudo tienen las cualidades que
admiran, pero no pueden verlo porque la imagen que tienen de sí mismos está
moldeada de tal modo que les impide hacerlo.
¿Por qué es importante la autoestima?
Los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos
nuestras vidas. Las personas que sienten que se les quiere y aprecia (en otras
palabras, las personas que tienen la autoestima alta) tienen mejores relaciones
sociales. Son más proclives a pedir ayuda y apoyo a los amigos y la familia
cuando la necesiten. Las personas que creen que pueden alcanzar sus objetivos y
solucionar problemas tienden a rendir más en los estudios. Tener una buena
autoestima te permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida de forma plena.
Pasos para mejorar la autoestima
Si quieres mejorar tu autoestima, aquí tienes algunos consejos para
empezar:
- Deja de tener pensamientos negativos sobre ti mismo. Si estás acostumbrado a centrar la atención en tus defectos, empieza a pensar en aspectos positivos que los contrarrestan. Cuando te des cuenta de que estás siendo demasiado crítico contigo, contrarréstalo diciendo algo positivo sobre ti mismo. Cada día anota tres cosas sobre ti que te hagan feliz.
- Ponte como objetivo el logro en vez de la perfección. Algunas personas se acaban paralizando debido a sus ansias de perfección. En lugar de frenarte con pensamientos como: "No iré a la audición de la obra hasta que haya perdido 5 kg", piensa en qué eres bueno y en las cosas con las que disfrutas, y ve a por ellas.
- Considera los errores como oportunidades de aprendizaje. Acepta que cometerás errores porque todo el mundo los comete. Los errores forman parte del aprendizaje. Recuerda que las aptitudes de una persona están en constante desarrollo, y que cada uno sobresale en cosas diferentes —es lo que hace interesante a la gente.
- Prueba cosas nuevas. Experimenta con diferentes actividades que te pongan en contacto con tus aptitudes. Luego siéntete orgulloso de las nuevas habilidades que has adquirido.
- Identifica lo que puedes cambiar y lo que no. Si te das cuenta de que hay algo tuyo que no te hace feliz y puedes cambiarlo, empieza ahora mismo. Si se trata de algo que no puedes cambiar (como tu estatura), empieza a trabajar para quererte tal y como eres.
- Fíjate metas. Piensa en qué te gustaría conseguir y luego diseña un plan para hacerlo. Atente al plan y ves anotando tus progresos.
- Siéntete orgulloso de tus opiniones e ideas. No tengas miedo de expresarlas.
- Colabora en una labor social. Dale clases a un compañero que tiene problemas, ayuda a limpiar tu barrio, participa en una maratón benéfica por una buena causa o hazte voluntario de alguna asociación. Sentir que aportas algo y que se reconoce tu ayuda hace maravillas para aumentar la autoestima.
- ¡Haz ejercicio! Mitigarás el estrés y estarás más sano y más feliz.
- Pásatelo bien. ¿Te has encontrado alguna vez pensando cosas del estilo de: "tendría más amigos si estuviera más delgado/a”? Disfruta pasando tu tiempo con personas que te importan y haciendo cosas que te gustan. Relájate y pásalo bien —y no dejes tu vida en suspenso.
Nunca es tarde para construir una autoestima positiva y sana. En algunos
casos, cuando la herida emocional es muy profunda o duradera, es posible que sea
necesaria la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o
terapeuta. Estos expertos actúan a modo de guías, ayudando a las personas a
quererse a sí mismas y a darse cuenta de lo que las hace únicas y
especiales.
La autoestima interviene en casi todo lo que haces. Las personas con una
autoestima alta rinden más en los estudios y les resulta más fácil hacer amigos.
Tienden a tener mejores relaciones con la gente de su edad y con los adultos,
son más felices y les cuesta menos enfrentarse a los errores, decepciones y
fracasos, y es más probable que perseveren en algo hasta que lo consigan. Cuesta
cierto trabajo, pero es una habilidad que tendrás de por vida.
Fuente: http://teenshealth.org/teen/en_espanol/mente/self_esteem_esp.html
Behavioral Health Editor, KidsHealth
Child and Adolescent Psychologist
Wayne, PA
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