Los dos que soñaron....
"Cuentan los hombres dignos de fe que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo:
"Cuentan los hombres dignos de fe que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo:
- Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.
- ¿Quién eres y cuál es tu patria?
El otro declaró:
- Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí.
El capitán le preguntó:
- ¿Qué te trajo a Persia?
El otro optó por la verdad y le dijo:
- Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste.
Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decirle:
- Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete.
El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.”
Moraleja:
La gente se pasa gran parte de su vida buscando a alguien que le diga lo que está bien o lo que está mal.
Buscan fuera lo que en realidad siempre estuvo dentro.
La respuesta a tus preguntas las tienes siempre tú.
No busques fuera lo que está dentro de ti.
La gente se pasa gran parte de su vida buscando a alguien que le diga lo que está bien o lo que está mal.
Buscan fuera lo que en realidad siempre estuvo dentro.
La respuesta a tus preguntas las tienes siempre tú.
No busques fuera lo que está dentro de ti.
Tomado de “Las mil y una noches”, (noche 351) Anónimo ärabe
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