lunes, 24 de febrero de 2014

¿Cómo ayuda un orientador del Teléfono de la Esperanza?

Procuramos no aconsejar nunca, y sí facilitar independencia, para que nuestros interlocutores se hagan cargo de su propia vida. Se trata de acompañar a la persona que llama y nos comparte su crisis emocional, para que adquiera plena conciencia de sus sentimientos, e incluso de sus sensaciones: “La práctica de la plena conciencia… puede ayudarnos a estar con los demás tanto en sus alegrías como en sus penas. El escuchar a los demás realmente, sin tratar de arreglar o cambiar las cosas inmediatamente, puede contribuir poderosamente a aumentar la mutua comprensión, … a reconocer nuestros sentimientos y elegir si actúas o no sobre ellos” (Ronald Siegel).

La 'noche oscura' de una persona en crisis ocurre a cualquier hora del día, durante las veinticuatro horas en las que los voluntarios atendemos el teléfono. Y también está entremezclada de claroscuros y de ráfagas de luz. Por eso, basándome en frases-robot irreconocibles, que no tienen un solo autor, voy a recoger desgarros y también recursos insospechados que tiene la gente. Tanto de unos como de otros debemos aprender. 


DAR ACEPTACIÓN INCONDICIONAL A LA PERSONA DESDE EL NO-PODER

ayuda del Teléfono de la Esperanza
A veces, no es posible más que compartir el llanto y el dolor, como el de quien me comunicó, en medio de sollozos, que abusaba de los medicamentos para drogarse y evadirse… y su voz se debilitó hasta dormirse, dejándome con una sensación de profunda impotencia. También es el caso de muchas valiosas conversaciones con personas dolientes por enfermedades físicas y psíquicas de todo tipo, que requieren reiteradamente de nosotros simplemente, y nada menos que, ser escuchadas con empatía. 

Otras veces sólo podemos informar de recursos sociales e instituciones, ante llamadas de personas sin techo, o solicitando dinero, o cómo obtener empleo. En cualquier caso, siempre abrimos la puerta a la escucha. Y la verdad es que la conversación se prolonga más allá de la demanda concreta inicial, que suele incluir una crisis emocional y personal. 

Hay quienes se dejan arrastrar por el desánimo y el derrotismo, cerrándose a sí mismos el paso a una posible mejora: palabras como nunca, culpa y siempre se usan para descalificar a los otros, al mundo, al futuro y a sí mismos. Nuestro papel, en cualquier caso, no es convencerles de nada, sino escuchar el dolor que late en su mensaje. Y compartirlo. Nos suelen angustiar mucho estas llamadas “sin salida”, posiblemente llenas de agresividad soterrada. Por ello, el voluntario necesita la ayuda de sus compañeros de turno y también formación permanente. 


En fin, en los casos en los que la persona que llama no moviliza su energía y sus recursos, está uno tentado de dar mil consejos, pero nada más lejos del estilo respetuoso del Teléfono de la Esperanza. Además, los intentos de persuadir se pueden rebatir hábil y fácilmente con contraexperiencias. Mejor es aceptar nuestras limitaciones como agentes de ayuda; y, quizá, con alguna pregunta, sugerir áreas donde pueda el interesado encontrar zonas de esperanza, para que el interlocutor tome las riendas de su vida y descubra su propia senda para crecerse.




LA RELACIÓN DE AYUDA CONDUCE AL CRECIMIENTO PERSONAL


Otras veces, quien llama acoge y explicita progresivamente sus propios sentimientos. Esto le posibilita valorar y afrontar su situación con sus propios criterios. Entonces, surge una nueva dinámica y se activa la empatía de la comunicación en profundidad, tanto para enfrentarse con lo negativo como para desplegar lo positivo: 
  • Sentimientos negativos, que invitamos a expresar y reflejamos -junto a los positivos, si es posible- tratando de que matice, gradúe, concrete y profundice en ellos: rabia, ira, sed de venganza, echar en cara y culpabilizar, dolor físico y psíquico …hasta el cansancio de luchar y de vivir. 
  • Hechos negativos: accidentes incapacitantes, situación de paro -que, tantas veces, se ceba en la misma familia-, quiebras empresariales, huelguistas exhaustos, abandonos y separaciones traumáticos, insultos, palizas, maltratos, violaciones, intentos de suicidio, diagnósticos de ansiedad, pánico, depresión, trastornos de personalidad. 
Aun así, muchas veces, la persona que solicita ayuda se crece desde sus propias cenizas, recobra energía y entonces, maravillosamente, se produce en su plenitud la comunicación empática positiva. En ella se produce el encuentro personal. Un llamante, cauteloso, hostil, que informó sobre su trastorno de personalidad, me emocionó al concluir: “Ahora siento el calor de hablar con un ser humano”. 
A partir de esta actitud compartida, quien expone el problema o crisis emocional, al sentirse escuchado, profundiza en sus sentimientos, que son detectados y explicitados por el agente de ayuda, que ofrece una respuesta empática: “Ud. se siente…”. La nueva vivencia de sus sentimientos le puede permitir ver la situación preocupante o amenazante -¡o acogedora y no acepta dejarse querer!- desde otras perspectivas. Cuando esto ocurre, podemos decir que se ha producido una reestructuración de sus pensamientos, sentimientos o comportamientos. Y, si acaso, el asesorado manifiesta incoherencias, dentro de sus propios valores, entonces se le hacen saber, para que sepa a qué atenerse. Suelen agradecer bastante esta confrontación. Alguien refirió: “Tengo hambre de contacto físico”; y, al momento: “Llevo meses sin besar a mis padres”. Al caer en la cuenta de que ambas frases chirriaban bastante, se llevó un chasco muy constructivo. 

Y también proponemos que la comunicación empática debe ser positiva, es decir, no dejarse atrapar por las pérdidas, fallos, desánimos, impotencias y vulnerabilidades. Más bien, incluso haciendo pie con realismo en lo negativo, debe facilitarse el descubrimiento de las capacidades, competencias, virtudes y fortalezas nucleares de cada persona. Y, del mismo modo, se pueden recobrar áreas de la vida en que se funciona bien y con éxito, expectativas de futuro optimistas, logros, actitudes y decisiones positivas que se tomaron y fueron eficaces en otros momentos. 

En definitiva, la intervención en crisis vitales y emocionales, tan característica de nuestro Teléfono de la Esperanza, profundiza en la búsqueda del desarrollo personal, por más que el punto de partida sea, en muchos casos, la soledad y el sufrimiento. La meta de la psicología humanista ha sido nuestro crecimiento como personas, y hoy es retomada por la psicología positiva. Nos vamos a fijar en los cinco factores que Martin Seligman señala como criterios y caminos para el desarrollo personal. Y los ejemplificaremos con evocaciones de llamadas recibidas en el claroscuro de ‘la noche’. Aun en medio de muchas turbulencias, nuestros interlocutores nos enseñan, a veces en grado heroico, cómo son capaces de cultivar valores, virtudes y fortalezas del carácter.


ZONAS DE CRECIMIENTO Y BIENESTAR PERSONAL 

Estas zonas están constituidas por competencias que, ciertamente, se pueden dar solas, pero generalmente se acompañan y refuerzan entre sí, a modo de espiral positiva y ascendente. 


1.- Desarrollo de emociones positivas 

Éstas pueden lograrse escuchando la inmensidad de las capacidades y sentimientos que surgen del corazón humano y que son, desde su raíz, auténticas y constructivas; pero también desenmascarando los pensamientos derrotistas que tantas veces atenazan nuestra mente. Así podemos llegar a autocontrolar nuestro estado de ánimo y recuperar el equilibrio y el amor de sí mismo, tan necesario para querer a los demás. 

Escuchemos: “Me gusta dar mucho amor, bondad y cariño, no sólo en la familia, sino también en el trabajo, pese al maltrato múltiple que recibí de niño. Estoy superando, con la ayuda de profesores y amigos, a los que estoy muy agradecido, las heridas que me hicieron en mi infancia. En ella viví un mundo hostil, en que no sabía ni cuándo ni dónde ni por qué me llovían los golpes. Pero ya no quiero ser una víctima”. 

Sin duda, este joven -en el que sintetizo muchas llamadas- está haciendo un trabajo de recuperación de su pasado y poniendo en juego poderosas fuerzas de su carácter: aceptación, indulgencia y perdón. Quizá algunos momentos cumbre de lucidez y de reestructuración tuvieron lugar en el transcurso de la conversación, en la seguridad de la privacidad y la aceptación incondicional. También quiero destacar la importancia de la gratitud con unos hallazgos que recoge Seligman: “Las personas que valoran y expresan gratitud salen ganando en salud, calidad del sueño y relaciones, y rinden mejor”. 



2.- Entrega, compromiso, fluir 

La dedicación intensa y continuada -compromiso- a una tarea produce un fluir muy especial de la persona y una sensación de plenitud, en la que puede uno quedar absorto y el tiempo parece que se para: “Me encanta mi trabajo. Tiene una parte creativa que me absorbe y se me pasa el tiempo sin sentir. Pero al salir y, sobre todo, los fines de semana me encuentro solo. Y quedar por internet con una chica me parece inseguro y un poco frívolo”. No es poca la entrega que esta comunicación aporta, aunque, como tantas veces ocurre, está entremezclada con algunas carencias. Pero ya hay luz que se proyecta en ‘la noche’ y roca en la que apoyarse. 



3.- Sentido y pertenencia a algo mayor que uno mismo 

Esta área de crecimiento personal y de consecución de bienestar (y, posiblemente, de felicidad, por limitada y esporádica que sea) lo es, precisamente, porque nos introduce en la vida con sentido. “Tengo atrofia muscular grave, después de mi accidente de moto, pero, ante la incomprensión y el fastidio de mi familia, que no quieren llevarme, por las tardes hago un voluntariado”. En estas palabras se ve que compromiso y sentido van de la mano. Y te incorporan a unos ideales, valores o a una pertenencia institucional -como le ocurre al voluntario- que te lleva más allá de ti mismo y te trasciende, pese a los inconvenientes que te puedan sobrevenir. Otro llamante concluía así con una renovada expectativa de futuro: “Me siento mejor, veo otra perspectiva y estoy dispuesto a empezar algo diferente con valores nuevos”. 



4.- Relaciones personales positivas 

Si nos preguntasen a los voluntarios del Teléfono de la Esperanza cuál es a la vez el problema y la solución de muchas llamadas, es probable que concluyéramos: los otros. ¿Las actitudes con las que nos relacionamos son sanas o están enfermas? ¿Son ordenadas o depredadoras? ¿Estamos enrocados en una soledad sin sentido? ¿Nos comemos nuestros sentimientos? La verdad es que los caldeos emocionales en la familia, el desamor y los enganches amorosos parasitarios (“Con tal que alguien me quiera, lo aguanto todo”) están al orden del día. Un joven comentó: “Las relaciones con mi padre son rutinarias. Cuando hay problemas nuestros o temas importantes, los tenemos que hablar siempre enfadados y levantando la voz. Y si se suma mi madre…”. Opinar con asertividad, es decir, con claridad y sin agresividad, no es fácil. No se nace con ello; hay que entrenarse. 

La capacidad de amar y dejarse amar es una de las virtudes y fortalezas del carácter más características, valga la expresión. Pero probablemente haya de practicarse de forma ordenada, según los propios criterios de lo que debe ser una relación: ¿pasajera y de conveniencia?, ¿de amor y estable? Para afrontar debidamente la relación personal, es preciso autoestimarse y resistir el miedo a la soledad: “Le amo pero no me interesa seguir con él. En su comportamiento no hay claridad. Miente. Este amor es destructivo”. 

Otra área de relaciones conflictivas, que en el encuentro del diálogo en ‘la noche’ pueden transformarse en positivas, es la dependencia y la indecisión. Si tuviese que hacer un retrato colectivo del frecuente grito de indignación de muchas mujeres, lo haría hablar así: “He sido maltratada psicológicamente. Y físicamente también muchas veces. Ahora tengo conciencia plena de mi dependencia emocional. Sé que me la estoy jugando, pero es mi oportunidad de decidir que soy independiente y de que me valoro por mí misma”. 



5.- Logros personales 

Logro es todo aquello de lo que nos sentimos más o menos satisfechos u orgullosos de haber conseguido en la vida. También lo que hemos aportado a otros, a los hijos (empezando por haberles traído al mundo y educado, siempre con errores), familia o sociedad con nuestro trabajo, aficiones e ingenio. Del mismo modo, el haber atraído con ternura, amor y apego, como lo hace un bebé o un discapacitado, que aportan a la vida dimensiones de espiritualidad y elevación, se sea o no creyente. 

Un joven imposibilitado logra con esfuerzo comunicarse: “Animo a mis padres en muchos momentos, lucho por tener amigos, acepto visitas… y hasta me piden consejo”. 

Una mujer ha conseguido crear una mediana empresa después de su separación y afirma: “No esperaba estos logros tan importantes. Y lo económico es lo de menos. Estoy orgullosa de mí misma, porque al principio estaba muy aislada y tenía mucho miedo. Pero también necesito apoyo, porque, al final, tengo que tomar yo sola las decisiones”. 

Las fortalezas del carácter, tales como la valentía, la amplitud de miras y el amor por aprender, la inteligencia emocional, el optimismo realista y la resistencia al estrés fundamentan estos cinco elementos. En efecto, pueden llenarte de energía para -como hemos señalado y ejemplificado - experimentar 1) afecto positivo, 2) entrega, 3) dar sentido, 4) mejorar tus relaciones y 5) conseguir logros por irradiación o por atracción


Las voces colectivas, que como un mosaico fundamentan este escrito, nos animan. A veces nos informan de la acumulación de graves diagnósticos y, aun así, se enfrentan con valor y coraje a su espera emocional en el día a día con serenidad y esperanza. Hablan así: “No estoy segura de lo que me pasa, pero apuesto por la verdad y por los valores, que es lo que va a permanecer. También estoy tranquila para afrontar la incomprensión”. Constituyen todo un testimonio de vida, muchas veces vivida de forma heroica.


MANUEL PINTOR
Doctor en Psicología, catedrático de Filosofía y orientador del Teléfono de la Esperanza

Fuente: http://www.cuidatusaludemocional.com/


domingo, 23 de febrero de 2014

Prevención del Suicidio, Guía de Autoayuda.

El suicidio es una solución eterna para lo que a menudo no es más que un problema temporal. 
Edwin Shneidman, 1985

La Organización Mundial de la Salud (OMS), identifica el suicidio y sus intentos como uno de los problemas más graves de salud que pueden afectar a las personas, y es por ello que recomienda a todos sus estados miembros que sea atendido de forma prioritaria.
Así pues, el objetivo que perseguimos con esta Guía es proporcionar información veraz y objetiva sobre la conducta suicida, ayudar a identificar cuáles son las señales de alerta y proponer distintas habilidades de afrontamiento validadas para su pronta identificación y prevención.

Esperamos que el contenido de esta Guía resulte de gran ayuda para todas las personas afectadas por ideas de suicidio.



  • La Organización Mundial de la Salud estima que, en el mundo, una persona intenta morir cada 3 segundos, y que cada 40 segundos se consuma un suicidio.
  • En la actualidad el suicidio es la primera causa de muerte violenta, por delante de los homicidios y los conflictos bélicos juntos.
  • Quienes más veces consuman el suicidio son los varones.
  • Mientras que los hombres tienden a consumar el suicidio en mayor proporción,
  • las mujeres lo intentan con mayor frecuencia.
  • Los datos mundiales reflejan que un millón de personas se suicidan al año y que esta cifra aumentará hasta el millón y medio hacia el año 2020.

En España:
  • En el año 2008, el número de muertes por suicidio superó, por primera vez, al número de fallecidos por accidentes de tráfico (Instituto Nacional de Estadística, INE, 2010).
  • El suicidio es la 2ª causa de muerte (no natural) entre jóvenes entre 15 y 25 años.
  • El suicidio es la 6ª causa de muerte (no natural) entre niños con edades comprendidas entre 5 y 14 años.
  • Se registran cerca de 3.500 suicidios al año. En el 90% de los casos se estima que la persona presentaba algún trastorno mental.
  • Las personas afectadas por una depresión mayor, presentan una probabilidad de riesgo suicida 20 veces superior frente a la población general. Las personas afectadas por una trastorno bipolar presentan una probabilidad de riesgo suicida 15 veces superior en comparación con la población general.
  • Las personas afectadas por esquizofrenia presentan una probabilidad de riesgo suicida 9 veces superior frente a la población general.
  • Las personas diagnosticadas de un trastorno de personalidad límite presentan una probabilidad de riesgo suicida entre 4 y 8 veces superior al de la población general.
  • Las personas afectadas por consumo de sustancias psicoactivas, alcohol y otras drogas, presentan mayor riesgo suicida que la población general.

Todos estos trastornos son tratables y susceptibles de mejorar, y por ello el suicidio es un riesgo prevenible.



Qué debes hacer si… presentas ideación suicida:
  • Si sientes que la vida no merece la pena, que nadie puede ayudarte, que nada va a cambiar y que la única manera de acabar con el sufrimiento y con los problemas es dejar de vivir…
  • Si te sientes hundido, sin fuerzas, con cambios bruscos de humor, falta de interés por la vida, trastornos del sueño y tienes deseos de morir…
  • Si te estás refugiando en las drogas o en la bebida.
  • Si estás elaborando un plan de dónde, cuándo y cómo suicidarte y no puedes apartar la idea de tu mente.



Es importante que:
  • Confecciones o pongas en marcha tu Plan de Seguridad (ver Plan de Seguridad).
  • Pidas ayuda a un profesional. Necesitas ponerte en manos de profesionales.
  • Acudas a una persona de tu confianza, no sientas vergüenza y comunícale lo que te está sucediendo.
  • Te dejes ayudar.


Debes saber que:
  • No estás sólo. Busca un amigo, un familiar, un médico, un psicólogo, un psiquiatra, una enfermera, o un trabajador social u otro profesional de tu confianza y trasládale tus inquietudes. No mantengas en secreto tus pensamientos sobre el suicidio.
  • Busca la compañía de alguien que te aprecie y con quien te sientas a gusto.
  • Los pensamientos suicidas normalmente están asociados con problemas que sí pueden resolverse.
  • El suicidio puede presentarse como una solución permanente ante un intenso dolor. Pero aunque no lo parezca, la desesperanza, el dolor y el vacío son estados temporales, no permanentes.
  • Que no se te ocurra ninguna solución, no significa que no haya soluciones, sino que ahora no eres capaz de verlas. Los tratamientos psicoterapéuticos y médicos te ayudarán a encontrar y valorar las opciones adecuadas.
  • Es normal que te sientas ambivalente. La mayoría de las personas que piensan en el suicidio realmente no desean morir, sino librarse de las circunstancias intolerables de la vida. Déjate ayudar y busca apoyo.
  • Las ideas de suicidio suelen ser pasajeras. Aunque ahora sientas que tu abatimiento no va a terminar, es importante recordar que las crisis no son permanentes.
  • Recuerda que no es bueno actuar de forma impulsiva. Puedes demorar cualquier decisión acerca del suicidio. Con el tiempo, las ideas de suicidio desaparecerán y te sentirás más capaz de enfrentarte a los problemas.
  • Aunque el problema que tienes ahora pueda ser muy grave, con el tiempo y la ayuda de profesionales, familiares y amigos, podrás verlo de una manera diferente, sin tanta intensidad y de forma más controlada.
  • Las razones para vivir ayudan a superar momentos difíciles. Recuérdalas.
  • Piensa en las cosas que te han sostenido en los momentos difíciles: tu familia, tus amigos, tus afi ciones, tus mascotas o tus proyectos de futuro.
  • Ten en cuenta las veces que supiste salir de otros problemas, si otras veces lo conseguiste, esta vez: ¿por qué no vas a poder?


¿Qué me protege?

Existen una serie de factores sociales, familiares y personales que disminuyen la probabilidad de aparición de los pensamientos, intentos y/o conductas suicidas y que, por tanto, habrá que promover y reforzar para así poder disminuir la probabilidad de su aparición.

Algunas formas de promover y reforzar estos factores son:


Construir y/o mantener un sistema de apoyo

Busca una persona en quien confíes y con quien puedas hablar con sinceridad, sobre todo en caso de volver a tener pensamientos suicidas. De hecho, tener más de una persona de confianza puede ser de gran ayuda. Esta persona puede ser un miembro de tu familia o un amigo.
Si colaboras con él/ella y le mantienes informado sobre tus pensamientos, deseos y sentimientos, puede ayudarte en tu recuperación y prevenir otro intento de suicidio. Es muy importante que seas sincero con esta persona. No te guardes tus pensamientos suicidas.

En cuanto tengas pensamientos suicidas debes contactar con tu persona de confianza sin demora. Si sientes soledad, recuerda que dispones de alguien que conoce tu problema y se preocupa por ti.
No caigas en el error de creer que nadie te puede ayudar. Deja que lo intenten.
Únicamente será imposible ayudarte si eres tú quien no lo permite.


Aprende a vivir nuevamente y recupera el control de tu vida

Volver a sentir la vida como placentera puede llevarte un tiempo, pero algo que lo puede facilitar es:
Desarrollar una rutina
  • Establecer un horario para las comidas y las horas de sueño, hacer que tus actividades sean regulares y dejar que con el tiempo se siga normalizando tú día a día.
  • Puede que durante tu proceso de recuperación, tu entorno no te motive y te parezca desolador, pero llevar a cabo una rutina te puede favorecer a volver a ver la vida de una forma agradable y gratificante.


Dedicarte a tus aficiones y pasatiempos

  • Ésta es una buena manera de ayudarte a enfrentar los momentos difíciles, especialmente si los compartes y practicas con más personas. Es muy importante realizar actividades que en el pasado te resultaran satisfactorias, porque si tus pensamientos negativos regresan, podrás recurrir a ellas para sentirte cómodo. No puedes focalizar tu vida y tu felicidad, solamente sobre una persona o cosa.
  • Planifica actividades diarias, escríbelas y ponlas en un lugar visible. Incluye al menos dos actividades diarias, de más de media hora cada una, que te gusten. Al principio, no seas muy exigente contigo mismo.
  • No esperes a volver a tener ganas para retomar tus afi ciones. Las vas a recuperar gradualmente. Obligarte poco a poco, en la medida de tus posibilidades, hará que recuperes progresivamente tu capacidad de disfrutar.



Identifica las señales de riesgo o detonantes de tu malestar

  1. Identifica la causa o comienzo de los pensamientos suicidas. Reflexiona (si es posible, mejor en compañía), sobre la situación que te llevó a este tipo de pensamientos o actos. Puede que sea una fecha, un acontecimiento, un comentario, un objeto... ¿Cuál fue la “gota que colmó el vaso”? Procura reducir el efecto de estos eventos o circunstancias al mínimo y trata de evitarlos o responder ante ellos de una forma diferente. Puede ayudarte llevar un diario donde registres tus estados de ánimo, pensamientos y planes.
  2. Aprende a reconocer cuando vas a tener una crisis aguda, te ayudará a saber cuándo debes poner en marcha tu PLAN DE SEGURIDAD y, por lo tanto, a recurrir a tiempo a las personas que te pueden ayudar.
  3. Pon en marcha tu PLAN DE SEGURIDAD. Si le cuentas a tus personas de confianza cuáles son estas circunstancias, ellas podrán apoyarte. Si cuentas con su ayuda, quizás puedas pactar un “contrato de no autoagresión”, que te refuerce en los momentos de mayor fragilidad. Recuerda que el impulso suicida, por su propia naturaleza, es siempre transitorio.
  4. No utilices las amenazas suicidas ni el intento de suicidio para intentar conseguir algo que no eres capaz de lograr de otra manera. Por lo general, en el caso de que tengas éxito, este será pasajero. Nada se mantiene bajo la amenaza de suicidarse. No podemos pretender mantener a alguien a nuestro lado o conseguir algo bajo la amenaza y la manipulación.


Elabora tu plan de seguridad y diseña tu tarjeta cortafuegos accediendo a la guía de la Comunidad de Madrid

Descárgate la Guia

En caso de que tu Plan falle y exista un riesgo inminente: LLAMA AL 112, o al Teléfono de la Esperanza, o acude a urgencias de tu hospital más cercano.


sábado, 22 de febrero de 2014

HISTORIAS DE DIVÁN (13)

Queridos amigos/as os presentamos hoy la continuación del Capítulo 12 de nuestras "Historias de Diván", que como recordaréis trataba del tema de la pérdida y el duelo. Al principio del capítulo viene un resumen del anterior. De todas maneras os recomendamos verlos juntos. Normalmente estos capítulos son independientes unos de otros, menos algunas excepciones como ésta. Es una pequeña molestia, que esperamos no sea un obstáculo para disfrutar de nuestra serie favorita. Un abrazo



miércoles, 19 de febrero de 2014

PRIMEROS PASOS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN SAGUNTO

El Teléfono de la Esperanza de Valencia ha comenzado a dar sus primeros pasos en Sagunto y en la comarca del Camp de Morvedre. Para ello voluntarios del Teléfono de la Esperanza se desplazan a Sagunto y mantienen contactos con personas interesada en sumarse a nuestras actividades, así como con Asociaciones, parroquias, instituciones y medios de comunicación locales, a fín de extender nuestro conocimiento por toda la Comarca. 

Dentro de esta campaña, el próximo Miércoles, día 26 de Febrero, tendrá lugar un acto público del TE, que consistirá en una conferencia de nuestro Presidente, Ángel Madrid Soriano, bajo el título "FAMILIA SANA, CRECIENDO TODOS JUNTOS", cuyos detalles podéis ver en el cartel adjunto.

Desde aquí invitamos a todos los saguntinos a asistir a esta conferencia y a sumarse al bonito proyecto de llevar la Esperanza a tanta gente que sufre en toda nuestra comarca y que demanda a personas que estén dispuestas a escucharles y a mejorar la calidad de vida emocional de la población. Todas las personas interesadas en colaborar con nosotros pueden ponerse en contacto, bien por teléfono en el 963916006 o a través del correo electrónico valencia@telefonodelaesperanza.org 

Estos son los primeros pasos de lo que en un futuro será un núcleo activo de voluntarios y voluntarias del Teléfono de la Espernza en Sagunto. Si quieres ser uno o una de ellos, ¡TE ESPERAMOS!


martes, 18 de febrero de 2014

ACOSO ESCOLAR O BULLYING

Cuando dentro de un centro escolar aparece un niño que, de manera reiterativa, está siendo apartado, humillado, agredido física o verbalmente, etc..., por uno o varios de sus compañeros, causándole un continuo sufrimiento, estamos ante un caso de bullying o acoso escolar.
¿Algo nuevo? Por supuesto que no. Muchos de nuestros abuelos y de los abuelos de éstos también lo sufrieron. Sin embargo los adultos que sufrieron este tipo de experiencias de niños no suelen hablar de ellas. ¿Es un tema tabú? ¿Por qué unos no hablan, otros no miran y otros hacen como que no se dan cuenta?

Desdichadamente hay muchos más casos de acoso escolar de los que salen a la luz. De vez en cuando salta a los periódicos algún caso de acoso que ha desembocado en suicidio. Y entonces toda la sociedad se conmueve diciendo: "¿cómo es posible?". Me pregunto cómo se sentirán en ese momento aquellas personas que estuvieron cerca de la víctima y no hicieron nada por ayudarle. De todas formas terminan siendo titulares de un día que la gente olvida rápido, sin pensar que una persona demasiado joven y llena de vida ha decidido acabar con su existencia porque no podía soportar por más tiempo el sufrimiento que le estaban infringiendo sus semejantes.

En este blog pretendo informar, denunciar y sensibilizar a quien lo pueda leer, sobre una realidad que se está dando día a día en los centros educativos, sin que se tomen medidas en la mayoría de los casos. Porque como dijo en su día Edmund Burke: "Para que el mal triunfe, sólo es necesario que los hombres buenos no hagan nada".

¿CÓMO COMIENZA?

¿Cómo se va gestando una situación de acoso en la escuela? 
Sin que nos demos cuenta el bullying se va gestando en los propios hogares donde crecen los niños y aboca sus resultados en la escuela, donde se dan situaciones que hacen que las conductas de mal trato entre iguales no solo se mantengan sino además se incrementen.

Los niños acosadores pueden estar viviendo en un hogar con un ambiente violento, donde la falta de respeto, la violencia verbal (tono despectivo, gritos o insultos) e incluso física sean algo cotidiano. La violencia engendra violencia. Un niño que reciba y recoja emociones negativas las llevará dentro de él hasta el momento en que las pueda descargar sobre alguien. Evidentemente, no lo hará en su casa, donde se siente débil y probablemente incluso pueda ser él quien sea la víctima, sino que buscará un lugar donde se sienta fuerte y seguro. Tampoco descargará esa rabia sobre alguien que le pueda hacer valer las consecuencias (chicos más mayores, fuertes o con apoyo social).
Buscarán una víctima pacifica e inofensiva, sin muchos amigos, asegurándose así de que sus actos no les traigan consecuencias. 
A veces es el propio miedo a ser agredidos o a no ser respetados lo que les puede llevar a posicionarse como agresores. 
La falta de límites claros dentro de la familia, donde el niño puede hacer lo que le dé la gana sin consecuencias, la ausencia de normas de convivencia que regulen su comportamiento y, sobre todo, la falta de atención, afecto y educación en valores hacen que crezca sin empatía (ponerse en el lugar del otro sabiendo cómo se siente), aprendiendo a ser egoista, a salirse siempre con la suya y creyendo que nunca le va a pasar nada.
Esta actitud se consolida en la escuela y la primera persona en reforzarla es la propia víctima.

¿QUIÉN PUEDE SER VÍCTIMA?

¿Qué características tienen las víctimas del bullying? ¿Cualquiera puede ser víctima?
Pues sí, cualquiera puede ser víctima.

Recuerdo haber escuchado tantas justificaciones a este respecto: "se meten con él porque lleva gafas o porque está gordito". He conocido muchos niños víctimas de este tipo de abusos, gorditos, flaquitos, con gafas, sin ellas, etc. Yo misma, a los diez años, comencé a sufrir los agravios de un compañero de clase al que poco después se unieron parte del resto. Durante mucho tiempo estuve preguntándome que tenía yo o que había hecho para merecer aquello. Hasta que al cabo de los años, curiosidades de la vida, terminé trabajando de psicóloga en una clínica infanto-juvenil y realizando un curso de habilidades sociales para adolescentes. En aquel grupo de chicos y chicas de entre 10 y 15 años, de una forma o de otra, en mayor o menor medida, todos estaban sufriendo malos tratos por parte de sus compañeros en el colegio. Aquel grupo, casi sin pretenderlo, se convirtió en un grupo de ayuda mutua, donde pudieron superar la vergüenza y contar sus experiencias, sintiéndose comprendidos y apoyados por personas de su edad, que estaban pasando por lo mismo. Recuerdo con mucho cariño mi trabajo con ellos: fue maravilloso ver como en los ejercicios y actividades que se realizaban se apoyaban unos a otros, se animaban mutuamente y se felicitaba a la persona que tenia la valentía de contar algo de lo que le estaba sucediendo.

La vergüenza y sufrimiento: el paralelismo con el mal trato de género.
Porque hay que saber que al igual que sucede en los casos de mal trato de género, también aquí son las víctimas las que se sienten avergonzadas. Una chica que ha sido violada, una mujer que recibe malos tratos físicos por parte de su pareja e intenta disimular las moraduras con maquillaje son personas que se sienten avergonzadas como si ellas tuviesen la culpa, aun siendo completamente conscientes de su inocencia. Pues bien…, esto mismo es lo que sucede con estos niños. No solamente es terrible tener que admitir que no tienen amigos, en un momento de la vida en que los amigos son muy importantes, sino además tener que aceptar que aquellos que quisieran tener como amigos los rechazan y no los quieren.
Por eso, cada vez que alguien les pregunta, ellos suelen contestar “sí tengo muchos amigos”, evidentemente sin dar nombres, “juego con todos” sin decir a qué juegos y evitan a toda costa continuar con esa dichosa e incómoda conversación.
Sin embargo, contrariamente a lo que sucede con las mujeres mal tratadas, este tipo de mal trato no está teniendo la misma atención y consideración por parte de la sociedad.

Sensibilidad: La característica estrella de las víctimas
Como he dicho antes, durante mucho tiempo estuve preguntándome qué tienen de diferente las víctimas de bullying. ¿Cuál es la característica que se repite en todas ellas? ¿Qué hace que sean esas personas y no otras el objetivo donde descargar la rabia?

Trabajando con víctimas de acoso pude comprobar que hay una característica que se repite en todas ellas: la sensibilidad.

Todos aquellos chicos y chicas eran muy sensibles, al igual que lo era yo en mi infancia.

La sensibilidad es lo que muestra al agresor que ha logrado su objetivo de hacer daño al otro. Es como tirar dardos y ver que siempre damos de pleno en el centro de la diana. Ver que somos habilidosos en algo nos da seguridad en nosotros mismos, eleva nuestra autoestima, hace que disfrutemos de la tarea y nos motiva a continuar haciéndolo. Por desgracia la falta de sensibilidad, empatía y educación en valores, hacen que ésto se dé en igual medida aunque haya un ser humano sufriendo por ello.

¿Pero qué pasaría si el agresor no lograse sus objetivos? 
Nadie hace burla a un ciego o se desgañita insultando a un sordo, ¿verdad?, y si lo hiciese todos lo veríamos ridículo.


SOLUCIONES

Yo siempre he dicho que si nos focalizamos en los problemas tendremos problemas, si buscamos culpables encontraremos culpables hasta debajo de las piedras, pero si por el contrario empleamos toda nuestra energía en poner soluciones solucionaremos aquello que nos propongamos.

El acoso escolar es una conducta social y por ese motivo mi forma de trabajar es tratar de implicar a varias personas. Desde los profesionales docentes y psicólogos, hasta los padres y alumnos del centro. Al fin y al cabo, centros de estudio y familias forman sistemas integrados dentro de un sistema más amplio: la sociedad.

Tampoco las soluciones pasan por ser una sola. En este apartado voy a dejar un pequeño listado de las que en mi opinión deberían ser ineludibles.



Autora: Isabel Mª Ruiz, Neuropsicóloga y colaboradora del Teléfono de la Esperanza de Valencia. 

lunes, 17 de febrero de 2014

PSICOPATOLOGIA DEL SILENCIO

Se le atribuye a Pitágoras la frase “el silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría”. El autor se refiere al silencio de los sabios no al silencio de los timoratos, los tímidos o incluso de los prudentes. Pero nuestra cultura parece como si tuviera miedo a cualquier tipo de silencio, y sobre todo, al silencio que supone un encuentro consigo mismo. De ahí la proliferación de mensajes de whatsapp, de móvil, la radio o la TV abiertos continuamente. Es como si tuviéramos miedo a nuestra realidad más profunda.

Generalmente entendemos por silencio la ausencia de palabra o de ruido. Así, silencio se equipara a mutismo. Sin embargo, el silencio es una vivencia mucho más compleja y que puede tener diversos matices. Hay silencios agresivos (respuesta a una palabra malsonante o contra una ofensa); puede significar sorpresa (como ante una muestra de cariño inesperado); puede indicar amargura o duelo (silencio en un funeral); puede tener la característica de buena educación o de respeto (silencio en una iglesia) o,  significar miedo o vergüenza (silencio en un ascenso); puede significar protesta (las manifestaciones de silencio ante los atentados)  o enfado (callarse en una tertulia).

En todas estas circunstancias el silencio transmite un mensaje (de ofensa, de amargura, etc.) por lo que podemos afirmar que el silencio es comunicación. Y es pues un elemento fundamental en todo diálogo. Sin silencio no podríamos entendernos.

Por esto, no sin razón en la religión budista se llega a decir: “hay una comunicación auténtica cuando alguien se expresa sin tener que utilizar la boca y escucha sin tener que usar la oreja”. Para el budismo, pues,  el silencio es una forma de comunicación significativa. El silencio verbal puede estar acompañado de un mensaje no verbal (postura, gesto, mirada, etc.) que puede comunicar más que la propia palabra.

Silencio y psicopatología

En ocasiones las conductas silenciosas también pueden estar indicando la estructura de personalidad del sujeto y por lo tanto podemos hablar de silencio neurótico, depresivo, psicopático y paranoico.

El primero se da en personas muy inseguras, con baja autoestima y con gran sentido del ridículo. Tiene un bajo umbral a la frustración. El sujeto calla porque se encuentra indefenso y piensa que si habla va a será el hazme reír de todos. Esto se pone de manifiesto, con frecuencia,  en situaciones grupales. 

El “silencio del depresivo” significa que el sujeto piensa que la palabra, como su propia vida, no tiene ningún valor y entonces para qué utilizarla; en otras ocasiones no habla porque no se le ocurre nada, ya que la depresión les deja sin sentimientos pero también sin ideas. “Estoy en blanco”, suele decir el depresivo para justificar su silencio.

El psicópata es aquel que está en contra por sistema  de la norma y de la ley y por lo tanto su silencio tendrá una connotación o bien de ocultación o de manipulación; es un silencio mentiroso. Algunos autores lo llaman “silencio glacial” pues incluso en el lenguaje corporal demuestran la desaprobación o la agresividad.

Y por último, el silencio paranoico, que supone callar por desconfianza. “Ante las miradas y palabras que implican una conspiración contra mí –me decía un paciente- solamente puedo callar”. Es un silencio defensivo pero también muy angustioso pues el sujeto se ve metido en una trama de la que no puede salir.

Silencio se rueda; silencio se vive

En el rodaje de las películas se exige el mayor silencio: silencio se rueda. No están permitidos ruidos externos que contaminen la escena grabada; en la vida, también es necesario el silencio, no como forma de evitar la contaminación sino como actitud imprescindible para vivir. La vida, como la música, se compone de palabras, pero también de silencios. De lo contrario no podremos comunicarnos con los otros y ni con nosotros mismos. Este tipo de silencio es el que Pitágoras llamó: “la primera piedra del templo de la sabiduría”. 

ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA

Psiquiatra-Cofundador del Teléfono de la Esperanza

domingo, 16 de febrero de 2014

CÓMO SER FUERTE DESPUÉS DE UNA RUPTURA DE PAREJA

Cuando todo está mal y sólo quieres llorar toda la noche, entonces necesitas olvidarte de tu ex. Todos experimentamos pérdidas amorosas, y es necesario ser fuerte cuando uno sufre una. No dejes que tu ex te vea débil.



ALGUNOS PASOS A SEGUIR:

1- Nunca vuelvas con tu ex pareja ni la llames todo el tiempo. Puede ser que nunca te olvides de esa persona especial que te enseñó a amar. Cuando se rompe una relación, por algo que sucede. No sigas llamándolo/a y hablando como si no hubiera pasado nada, o tratando de reconquistar a esa persona. No funcionará. Sólo te hará ver débil y dependiente.

2- Perdona y olvida. Deja que las cosas se enfríen. No dejes que tu ex te vea en un estado miserable sin él/ella, eso sólo le dará satisfacción y le elevará su ego.

3- Está bien llorar toda la noche. Durante las primeras semanas, será un camino largo y solitario. Así que está bien llorar. Llora todo lo que puedas. Dejarás de llorar en algún momento, porque te hartarás y te darás cuenta de que es una fase temporal. Escucha canciones de amor tristes. Te hará sentir mejor y te darás cuenta de que puedes relacionarte más con esa persona, luego de tu ruptura. Expúrgalo todo, y “luego” asúmelo.

4- Sé positivo/a. Sólo porque él/ella rompió contigo o no te quiera no significa que no vales la pena. Hay muchas otras personas que te desean y que querrán tratarte incluso mejor que tu ex. Sonríe y ríe. Rodéate de amigos y personas que se preocupen. No sólo te sentirás mejor, tu ex notará cuán feliz estás y tal vez se arrepienta de dejarte.

5- Levanta tu cabeza y sigue tu camino. No dejes que una relación te deprima, incluso si fue la mejor que tuviste. Habrá mucho más, así que él/ella se lo pierde. Eres demasiado para ellos. Dite eso a ti misma. Dite que necesitas alguien que te trate bien. Sé fuerte y olvídate de tu novio/a.

6- No intentes tener una relación especial con tu novio, o ser “amigos con derechos". Eso nunca sale bien, porque lo que haces es volver al círculo de siempre. Sí, “ese” círculo. En el que ustedes rompen y luego se amigan, y después están felices pero al final, sólo estarán despechados y llorarán. Las relaciones terminan por muchas razones, así que olvídate de intentar “solucionar las cosas”, nunca funcionará.

7- Consulta a un amigo si te sientes tonto/a o engañado/a. Si tu ex juega con tu corazón cuando sabe que aún lo quieres, entonces sabrás definitivamente que no es para ti. Está bien sentirse así, es completamente normal. No retengas tus sentimientos, habla con un amigo y llora. Déjalos que te reconforten y airearás tus sentimientos. Seguramente te sentirás mejor.

8- Haz compras, ejercicio y socializa. Te hará sentir mejor comprar ropa nueva, para poder verte aún más atractivo/a. No sólo aumentará tu confianza, sino tu autoestima. Verte bien te hará sentir mejor. El ejercicio es otra buena manera de airear tu dolor y frustración. Socializar con los demás te mantendrá distraido/a de tu ex, aumentará tu autoestima y te ayudará a olvidarte de él/ella. Cuando estés ocupado con otras personas, pensarás “¡Eh, estar solo no es malo! Puedo hacer nuevos amigos y tengo más tiempo para mí mismo/a”. Coquetea y socializa.

9- Siempre que lo/la extrañes intenta hablar con alguien o dormir una siesta, si libera tu mente.

10- Y si el problema persiste te recomendamos acudir a un profesional para que te ayude a superar el  duelo afectivo. 

El Teléfono de la Esperanza de Valencia organiza a partir del 3 de Marzo un nuevo Taller de "Separación de Parejas" muy indicado para aquellas personas que estén atravesando por esta situación. Infórmate a través del enlace que figura a continuación.


Fuente: http://es.wikihow.com/ser-fuerte-después-de-una-ruptura

viernes, 14 de febrero de 2014

COMO NO MORIR DE AMOR

El psicólogo y especialista en terapia cognitiva Walter Riso, a través de su libro ‘Manual para no Morir de Amor’, hace un repaso de los errores más comunes que llevan a que una relación sentimental fracase.

Niégate a sufrir por amor, declárate en huelga afectiva, haz las paces con la soledad y aquieta la necesidad de ‘amar por encima de todo y a cualquier coste’. Rescata el amor propio, tu primer gran amor a partir del cual se generan los otros”. Éste, es una de los tantos consejos que el psicólogo y terapeuta da en el libro “Manual para no Morir de Amor”, escrito en el que toma como eje principal las relaciones afectivas. Riso, a través de este libro, explica los problemas que convierten al amor en un motivo de agonía y angustia y que llevan a que hombres y mujeres, se mantengan encadenados en relaciones poco satisfactorias que llevan a un estado de infelicidad, decepción y desesperación. 


“Para amar no hay que ‘morir de amor’, sufrir, desvanecerse, perder el norte, ser uno con el otro o perder la identidad: eso es intoxicación afectiva. Cuando confundimos el enamoramiento con el amor; justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/arrebato/agitación y terminamos enredados en relaciones negativas que nos amargan la vida, porque erróneamente pensamos que ‘así es el amor’”, sostiene el terapeuta. 

Pero ¿cómo saber si estamos dentro de una relación negativa? Según Riso cada persona en el fondo lo sabe, sin embargo da 10 ejemplos de situaciones que si se reflejan en una relación, habrá que encender los focos rojos, buscar una solución o en su caso, hacerse a un lado y comenzar de nuevo, según sea el caso. 

‘SI YA NO TE QUIEREN, APRENDE A PERDER Y RETÍRATE DIGNAMENTE’ 
“Ya no te quiero, ya no quiero que estemos juntos, es mejor para los dos”. ¿Cuántas veces no hemos escuchado esa temida frase? ¿Cuántas veces, a pesar de haberla escuchado, seguimos esperando, rogando, volviendo a conquistar, intentando cambiar, con tal de recuperar una relación que ya está perdida?. ¿Para qué estar con alguien que ya no te ama? Pregunta Riso. Este primer problema, pone como ejemplo a todas esas personas que han sido rechazadas por diferentes circunstancias entre las que Riso destaca: “hay otra persona, quiere reinventarse y para eso necesita la soledad (tú serías un estorbo), o simplemente, y ésta es la peor: el sentimiento se apagó sin razón ni motivos especiales”.

En estos casos las reacciones y acciones comunes de este tipo de personas que ya han sido rechazadas, son primero la sorpresa, luego el aturdimiento que viene acompañado de frases como “¿estás totalmente seguro?, ¿Ya lo pensaste bien?, ¿No quieres tomarte un tiempo?” para después dar paso a la pregunta “¿Por qué dejó de amarme?”. 

Para superar esto, Riso propone como punto principal el aprender a perder aunque duela y dejar ir a la persona que no desea estar ya en la relación, a pesar de que se nos ha enseñado a luchar hasta el último segundo por lo que deseamos. 
“Te han enseñado que la esperanza es lo último que debes perder, y posiblemente sea cierto en algunas circunstancias límite, pero en el amor imposible o en el desamor declarado y demostrado, la desesperanza es un bálsamo. Si ya no te aman, no esperes nada”, sostiene el autor. 
Rodearse de gente que te ame, alejarse de todo lo que recuerde a la relación y recordar lo bueno y lo malo, son otros puntos sugeridos por Riso que ayudan a superar esta etapa.

‘CASARSE CON EL AMANTE ES COMO ECHARLE SAL AL POSTRE’ 
Para aquellos que desean dejar a su pareja y realizar una vida feliz al lado del que fue por un tiempo su amante, Riso propone algunas preguntas que deben hacerse antes de tomar una decisión. Cuestionarse el por qué se necesita de un amante es quizá una de las cosas más difíciles: “la infidelidad es un paliativo, pero no conduce a nada bueno ni resuelve los problemas de fondo”, sostiene el autor. 
¿Hay algún riesgo de que te quedes sin amante y sin pareja?, ¿Conoces al amante lo suficiente para saber si son compatibles para una vida en pareja? “Si lo único que tienes son sólo hermosas anécdotas de hotel, entonces no tienes nada”, señala al respecto Riso. 
¿Es amor lo que sientes?, ¿Puede construirse algo positivo donde se generó tanto dolor a otros? ¿Eres capaz de confiar en la fidelidad del que fue amante y ahora comparte tu vida?, según Riso, estas preguntas servirán para tomar una decisión correcta.

‘¿NI CONTIGO NI SIN TI? ¡CORRE LO MÁS LEJOS POSIBLE!’ 
“Cuando estás a mi lado me aburro, me canso, me estreso, y cuando te tengo lejos no puedo vivir sin ti, te extraño, te necesito”. ¿Le suena familiar? Este tipo de relación que puede durar años, es una de las más comunes ya que miles de personas son víctimas de la inseguridad de su pareja, Riso señala las cuatro razones más frecuentes que llevan a que la gente termine en un amor contradictorio: el apego sexual, la intolerancia a la soledad, el miedo al compromiso afectivo y por último el sentimiento de culpa. 
“Estar con alguien para aminorar la culpa es un contrasentido que termina agudizando el sufrimiento del otro. Es preferible que te dejen honestamente a que estén contigo por caridad y compasión. No eres una obra benéfica”. 

Para salir airoso de este tipo de relación, el terapeuta propone no aceptar pasivamente el rechazo de la pareja, no saltar al compás del otro, es decir regular las propias emociones, no enfrascarse en explicaciones y discusiones inútiles y no permitir que te endulcen los oídos es otro de los consejos. 
El autor propone algunos principios que hacen a las personas menos vulnerables al sufrimiento amoroso: 
1.- Libérate del desamor, no supliques, vete con la frente en alto. 
2.- ¿Quieres vivir con tu amante? Piénsalo bien, sé realista y recuerda que no es lo mismo la vida en pareja que revolcarte en el placer una o dos veces por semana. 
3.- El amor es recíproco, opacarte para que el otro brille, es una forma de suicidio emocional. 
4.- ¿Estás con alguien que no sabe si te ama? Escapa , piérdete y empieza de nuevo, porque ese amor no te sirve. 
5.- ¿El poder afectivo lo tiene tu pareja? Despégate, haz tu maravillosa revolución, no olvides que el apego idiotiza. 
6.- ¿Quieres olvidar un amor enquistado buscándote un reemplazo? Cuidado; a veces el enredo se duplica y un clavo no saca a otro sino que lo hunde más: hay soluciones más elegantes, como un duelo bien llevado. 
7.- ¿Tu pareja te dice que te ama pero su amor no se manifiesta por ningún lado? Revísalo todo, sacude la relación: si el amor que dicen profesarte no se ve ni se siente, no existe o no te sirve. 
8.- ¿Has puesto a tu pareja por las nubes? Aterrízala antes de que se crea el cuento, amar no es santificar ni rendir pleitesía. 
9.- ¿Amas a una persona mucho mayor o mucho menor que tú? Sopesa bien la cuestión que si el amor no tiene edad, los enamorados sí. 
10.- ¿Qué hacer con la separación? Sacarle el mejor provecho posible, habiendo aprendido lo que no quieres del amor.

Fuente: La Vanguardia.com