jueves, 3 de octubre de 2013

SOBRE LA SOLEDAD


Hoy queremos reflexionar contigo sobre uno de los temas más asiduos con el que nos encontramos todos los días en el Teléfono de la Esperanza: LA SOLEDAD. Para ello os presentamos un artículo de nuestro colaborador habitual, Alejandro Rocamora, psiquiatra y miembro fundador del TE, y un documental, "La Soledad emocional", realizado por el Director de Cine Bruno Barranco, y que ha sido galardonado con diversos premios a nivel nacional. Bruno Barranco se inspiró en la labor del Teléfono de la Esperanza para hacer este corto. Esperamos que os sirva para aproximaros al tema.



Soledad emocional y soledad social

Ante todo debemos decir que la soledad, en sentido estricto, no es una enfermedad, ni un cuadro psicopatológico, sino un radical humano, es decir un componente esencial de la existencia humana. En la dialéctica entre soledad y vinculación es como se va desarrollando el ser humano. Recordar con Freud la fábula del cuerpo espin: se encuentran distanciados para no pincharse pero próximos para darse calor. Esta situación “equidistante” entre los seres humanos es la que favorece el crecimiento  del “yo” y el “tu”. Debemos respetar la intimidad del otro pero no por eso debemos aislarnos.

Por esto, podemos afirmar que el contacto con el otro es necesario no solamente para cubrir nuestras necesidades físicas y de afecto y desarrollo personal, sino para fortalecer nuestra propia existencia. El buen desarrollo psicológico es aquel que traspasa el Yo, para llegar al tu y formar un nosotros acogedor y catalizador de la felicidad  del sujeto.

El sentimiento de soledad, por definición, es una imposibilidad de transmitir nuestras vivencias agradables o desagradables. La soledad en definitiva es un problema de comunicación: estamos solos porque no sabemos o no podemos comunicarnos. Es una carencia en el com-partir.

Dos tipos de soledad:

a).-Soledad emocional (afectiva): ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad. Es una soledad entendida, no solamente como ausencia de contacto físico o social, sino como algo más profundo: incapacidad para comunicarse núcleo a núcleo. Se puede dar en compañía. Esa soledad es angustiosa, precisamente, porque implica una incapacidad para dar y recibir. Sentimos a los otros que nos hablan o viven con nosotros, pero existe un abismo entre ambas partes. Se manifiesta con esa sensación de extrañeza, en nuestro propio sistema familiar, social o laboral, que a veces nos angustia. En esos  momentos los "otros" se convierten en simples "personajes", que pululan alrededor nuestro, pero sin que podamos conectar con ellos.De forma sintética podríamos definirla como “ser solos”, es decir, “sentirse solos” aunque estemos en compañía. Es una soledad permanente y muy destructiva.

b).- Soledad social: sería sinónimo de aislamiento: la no pertenencia a un grupo. En general es una soledad no deseada, que puede convertirse en angustia, aunque a veces el sujeto se acostumbra a ella. En  ocasiones se reviste de fortaleza, autosuficiencia, agresividad o timidez. Y todo para esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos respete. Es “estar a solas”, una soledad sin compañía, que es más transitoria y por lo tanto menos radical y más circunstancial.

LA SOLEDAD EMOCIONAL



Fuente: Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

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