Hoy queremos reflexionar contigo sobre uno de los temas más asiduos con el que
nos encontramos todos los días en el Teléfono de la Esperanza: LA SOLEDAD. Para
ello os presentamos un artículo de nuestro colaborador habitual, Alejandro
Rocamora, psiquiatra y miembro fundador del TE, y un documental, "La Soledad
emocional", realizado por el Director de Cine Bruno Barranco, y que ha sido
galardonado con diversos premios a nivel nacional. Bruno Barranco se inspiró en
la labor del Teléfono de la Esperanza para hacer este corto. Esperamos que os
sirva para aproximaros al tema.
Ante todo debemos decir
que la soledad, en sentido estricto, no es una enfermedad, ni un cuadro
psicopatológico, sino un radical humano, es decir un componente esencial de la
existencia humana. En la dialéctica entre soledad y vinculación es como se va
desarrollando el ser humano. Recordar con Freud la fábula del cuerpo espin: se
encuentran distanciados para no pincharse pero próximos para darse calor. Esta
situación “equidistante” entre los seres humanos es la que favorece el
crecimiento del “yo” y el “tu”. Debemos respetar la intimidad del otro pero no
por eso debemos aislarnos.
Por esto, podemos afirmar
que el contacto con el otro es necesario no solamente para cubrir nuestras
necesidades físicas y de afecto y desarrollo personal, sino para fortalecer
nuestra propia existencia. El buen desarrollo psicológico es aquel que traspasa
el Yo, para llegar al tu y formar un nosotros acogedor y catalizador de la
felicidad del sujeto.
El sentimiento de
soledad, por definición, es una imposibilidad de transmitir nuestras vivencias
agradables o desagradables. La soledad en definitiva es un problema de
comunicación: estamos solos porque no sabemos o no podemos comunicarnos. Es una
carencia en el com-partir.
Dos tipos de
soledad:
a).-Soledad emocional (afectiva): ausencia de una relación intensa con otra persona que
nos produzca satisfacción y seguridad. Es una soledad entendida, no solamente
como ausencia de contacto físico o social, sino como algo más profundo:
incapacidad para comunicarse núcleo a núcleo. Se puede dar en compañía. Esa
soledad es angustiosa, precisamente, porque implica una incapacidad para dar y
recibir. Sentimos a los otros que nos hablan o viven con nosotros, pero existe
un abismo entre ambas partes. Se manifiesta con esa sensación de extrañeza, en
nuestro propio sistema familiar, social o laboral, que a veces nos angustia. En
esos momentos los "otros" se convierten en simples "personajes", que pululan
alrededor nuestro, pero sin que podamos conectar con ellos.De forma sintética
podríamos definirla como “ser solos”, es decir, “sentirse solos” aunque
estemos en compañía. Es una soledad permanente y muy
destructiva.
b).- Soledad
social: sería sinónimo de aislamiento:
la no pertenencia a un grupo. En general es una soledad no deseada, que puede
convertirse en angustia, aunque a veces el sujeto se acostumbra a ella. En
ocasiones se reviste de fortaleza, autosuficiencia, agresividad o timidez. Y
todo para esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos
respete. Es “estar a solas”, una soledad sin compañía, que es más
transitoria y por lo tanto menos radical y más
circunstancial.
LA SOLEDAD EMOCIONAL
Fuente: Alejandro
Rocamora Bonilla
Psiquiatra
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