
Ciñéndonos a esta definición, debemos considerar la ansiedad como un factor totalmente positivo para nuestro rendimiento personal, pero… ¿En qué medida tener ansiedad resulta siempre beneficioso?
La ansiedad en dosis moderadas resulta una herramienta totalmente útil para poder afrontar situaciones de riesgo y peligro que nos amenazan, nos ofrece la capacidad de movilizarnos para realizar una de las conductas anteriormente explicadas.
Cuando nos encontramos en un momento ansioso, más conocido como “Ataque de ansiedad”, solemos experimentar síntomas del tipo:
– Palpitaciones
– Sudores fríos
– Aceleración del ritmo cardíaco
– Malestar corporal
– Angustia
– Insomnio
– Falta de atención en el resto de cosas de alrededor

Pues bien, debido a que la ansiedad te prepara generalmente, para luchar o huir en una situación de peligro, el cuerpo necesita encontrarse totalmente libre de cualquier carga innecesaria que le provoque ralentizar su objetivo, por lo tanto, el cuerpo comienza a eliminar todas aquellas “sustancias” que le son molestas o innecesarias para poder actuar con normalidad.
Otro dato curioso a destacar, es el hecho de que cuando experimentamos un momento de ansiedad, somos incapaces de centrarnos en varias cosas a la vez, o de centrarnos en las cosas que están ocurriendo a nuestro alrededor y que no tienen nada que ver con el origen de nuestra ansiedad.

Por todo ello, la ansiedad siempre se ha considerado un trastorno de gran interés dentro del mundo de la psicología y además, uno de los más importantes que se deben conocer a la hora de tratar con un paciente que acuda por cualquier tipo de problema, ya que, todos los humanos, experimentamos ansiedad a lo largo de nuestra vida y nosotros, como profesionales, debemos dominarla por completo para poder explicarles por qué les ocurre, cómo les ocurre, y cómo pueden aliviarla.
Autor: Andrea Mezquida Ortega, Psicóloga Clínica y colaboradora del Teléfono de la Esperanza de Valencia
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