miércoles, 14 de mayo de 2014

"SER" O "ESTAR" ALEGRES

La palabra alegría deriva del latín “alicer-alecris”, que significa “vivo” y “animado”. Una persona alegre es sinónimo de tener una visión positiva de la vida. Es una emoción que invade a toda la persona y facilita el bienestar y posibilita la creatividad y las relaciones interpersonales. La alegría nos hace más serviciales y al mismo tiempo más comprensivos con los demás y es un apoyo para seguir viviendo a pesar del sufrimiento o dolor; la falta de alegría nos hace más huraños, poco solidarios, intolerantes y una carga para el resto de la familia y amigos. También la alegría influye positivamente en el bienestar del cuerpo: facilita la relajación y es una defensa para las infecciones bacterianas o víricas.

La felicidad es un estado de plenitud que por la propia naturaleza humana no se consigue en este mundo (somos antológicamente insatisfechos); la alegría es el camino que nos conduce a esa felicidad incompleta. Pero, debemos distinguir entre “estar alegres” y “ser alegres”. La primera es una alegría que surge como consecuencia de un acontecimiento positivo: aprobar un examen, tener un hijo o conseguir un ascenso, por poner solamente algunos ejemplos. El “ser alegres” es la senda para la felicidad. Es una forma de vivir y de discurrir por la vida. Implica optimismo, visión positiva de la existencia y una gran vitalidad. Es una alegría ontológica, no psicológica. La buena alegría, pues, no es la consecuencia de algún acontecimiento externo (bienestar económico, excelente salud, etc.) sino que es algo más. Es una actitud positiva ante la vida.

La celebración: alegrarse juntos

Por otra parte, la alegría, por su propia naturaleza no puede quedar dentro de nosotros, sino que es expansiva y necesita ser compartida por otras personas. La pena puede quedarse dentro de uno mismo, pero la alegría rebosa nuestro ser y se manifiesta por la palabra, los gestos o las conductas.

Alegrarse juntos significa que estamos celebrando algo: un éxito, haber conseguido una meta o el inicio o final de un proyecto. Celebrar, pues, es exponer en común nuestra alegría. Nadie celebra algo en la intimidad. Celebrar es sinónimo de compartir la alegría.

“Esto hay que celebrarlo” es una invitación a que el grupo exprese su alegría por el acontecimiento feliz. De alguna manera, a través de la celebración se está indicando que pese a las posibles discrepancias existen puntos de unión entre los miembros del grupo.

“Estar alegres” o “ser alegres”, esa es la cuestión. Con demasiada frecuencia buscamos el bienestar inmediato (el fácil éxito, el ganar mucho dinero, etc.) para “estar alegres”, pero lo que realmente nos conduce a la felicidad es el “ser alegres”: una forma de situarse en la vida vitalista y positiva e intentando compartirla (celebrarlo) con los demás.

Alejandro Rocamora Bonilla  
Psiquiatra. Cofundador del TE


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