
Ya sé que volver al sitio físico (en su caso, Macondo) es probablemente una decepción, porque con la distancia los buenos recuerdos se magnifican y se engrandecen, de forma que cuando volvemos al lugar de nuestros sueños, éste nos parece raquítico y sin brillo.
No pretendo volver a ningún sitio donde fui feliz. Sería absurdo recrear el pasado desde el presente. Sólo pretendo recordar momentos en los que fui feliz en ese lugar, sabiendo que nunca ayer será hoy y que los sentimientos son cambiantes.

Por eso me cuesta entender la resistencia a volver a esos lugares y a esos recuerdos.
A mi me viene bien volver. No para intentar revivir sino para recordar. Recordar que la vida me ha dado muchos momentos felices, muchos encuentros intensos y gratificantes, muchos ratos de paz… y algún que otro revés. Prefiero los recuerdos felices que la amargura del revés.
M.E.Valbuena Gutiérrez
Colaboradora del TE
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