domingo, 21 de junio de 2015

La metáfora de las dos Mujeres

“Dos mujeres se encontraban en su despacho compartido trabajando con sus respectivos ordenadores. A una de las mujeres mientras estaba escribiendo, le empezaron a aparecer mensajes en la pantalla de su ordenador. Mensajes que decían “nunca solucionarás tu problema” “eres una inútil” “la gente te ve mal”. Cuando leyó estos mensajes empezó a creérselos y a angustiarse, a sufrir terriblemente ¡¡¡Parecían tan ciertos!!!

Entonces intentó borrarlos de la pantalla, pero no pudo. Así que continuó trabajando. De vez en cuando, volvían a aparecer pero como ella sabía que no podía eliminarlos, no intentó hacer nada y siguió trabajando. A pesar de los mensajes que a veces aparecían y le hacían sufrir, la mujer disfrutaba y se sentía bien consigo misma porque su trabajo estaba quedando tal y como ella quería.

A la otra mujer, le empezó a suceder lo mismo. Empezaron a aparecerle los mismos mensajes que a su compañera: “nunca solucionarás tu problema” ”eres una inútil”... Entonces intentó eliminarlos, pero no lo conseguía. Sufría muchísimo porque estaba totalmente convencida de que los mensajes eran ciertos. Y además sufría porque no conseguía eliminarlos. Así que dejó de trabajar para pensar qué métodos podía emplear para eliminar los mensajes. Estaba segura de que si no los borraba no podría continuar trabajando. Así que empezó a probar un método tras otro, pero no conseguía nada. Los mensajes seguían allí. Miraba a su compañera con rabia porque la veía trabajando e incluso parecía que estuviera disfrutando con su trabajo.
Pensó que su compañera podía trabajar porque no recibía los mismos mensajes que ella. Así que siguió en su empeño por eliminarlos. Su sufrimiento iba en aumento: cada vez tenía más mensajes negativos, fracasaba en todos sus intentos por eliminarlos y encima no avanzaba en su trabajo. Se quedó encallada en esta situación.”

En esta metáfora, los mensajes representan los pensamientos automáticos negativos que nos acompañan en el día a día. Éstas ideas irracionales aparecen como "pop-ups" o ventanas emergentes del ordenador en nuestra mente. Aparecen, se presentan sin avisar y nos distraen ante aquello que estamos realizando. Ante estas intromisiones de la vida, cada cual puede decidir la manera en que quiere actuar, intentar eliminarlos, o ignorarlos. Al querer controlarlos o querer hacerlos desaparecer conscientemente, estos pensamientos adquieren mayor intensidad, aumentando el malestar que producen. Esto se produce por el gran esfuerzo que dedicamos a eliminar los contenidos negativos sin poder obtener la respuesta esperada, generando sensaciones de inutilidad, pérdida de tiempo e impotencia.

Si observamos el esquema adoptado por cada una de las mujeres, el patrón que llevan a cabo sería el siguiente:

De manera inconsciente, se puede inferir que cada persona elige como puede actuar ante estos determinados pensamientos a través de mapas mentales, de esquemas conformados por sus experiencias y aprendizajes de la vida. El control de las emociones y los pensamientos es una cualidad que adquiere una importancia relevante, muy apreciada en muchos contextos sociales y profesionales y que observamos como se manifiestan y gestionan en las personas que nos rodean.


Si reflexionamos sobre estas dos situaciones expuestas e intentamos actuar siguiendo el modelo de la primera mujer, quizá las reflexiones que podríamos hacernos serian las siguientes:

¿Qué puedo hacer ante esto?
¿Qué utilidad tiene para mi el control en esta situación?
¿Qué esfuerzo he de realizar para controlarlo?
¿Vale la pena realizar todo este esfuerzo?
¿Qué consecuencias o resultados se derivan de ello?
¿Está orientado a mis objetivos o me estoy dispersando y desviando?


El hecho de tomar conciencia de lo que está pasando es el primer paso para poder tomar en control consciente de la situación y de este modo reflexionar sobre qué estamos haciendo. El proceso que pivota entre la acción en si misma y el análisis de la situación y la aceptación son planos diferentes que hay que integrar, y esta integración es un proceso lento que requiere de tiempo definirlo como un nuevo esquema mental y poder instaurarlo dentro de nuestro mecanismo de acción. Es por ello la importancia de tomar conciencia e iniciar este proceso valorando cuales son nuestros objetivos reales y/o nuestras prioridades para plantear después si estamos actuando hacia ellos o, por el contrario, nos hemos desviado como consecuencia de algún pop-up.


Fuente: Wilson, K. G. y Luciano, M. C. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso. Un tratamiento conductual orientado a los valores. Madrid: Pirámide.


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