lunes, 23 de febrero de 2015

Los celos: un sufrimiento innecesario.

Celo: “cuidado o interés por…”

Algunos psicólogos de prestigio como Enrique Echeburúa, aseguran que “Los celos son un sentimiento de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea en exclusiva, prefiere y vuelque el afecto hacia una tercera persona”.

Muchas son las teorías que giran alrededor de los celos, leyendas que personas inseguras se cuentan a sí mismas para justificar este estado emocional que padecen.

Algunas personas se creen en el pleno convencimiento de que los celos nacen por el “amor profundo” que sienten hacia su pareja y los llegan a considerar como algo normal y habitual en su relación.

Bien es cierto, que los celos en bajas dosis, en pequeña medida, pueden considerarse como una sentimiento de amor y temor a perder a la persona (u objeto) amado.

Pero ¿hasta que punto los celos pasan de considerarse un acto de amor hacia otra persona a convertirse en celos patológicos?

Pues bien, la diferencia entre celos considerados “normales” y celos patológicos radica en el hecho de que los primeros aparecen cuando realmente existe una causa, un motivo que los provoca y la persona teme perder a la persona querida.

En cuanto a los celos patológicos, son fácilmente reconocibles porque surgen cuando realmente no existe ninguna provocación, ni ningún hecho objetivo que los dispare y además, provoca dolor emocional intenso como sentimientos de tristeza, enfado, rabia…

Este tipo de celos, suelen interferir en la vida real de la persona, es decir, le inmoviliza para seguir de forma eficiente en su vida habitual y a relacionarse con el resto del mundo.

Otra de las características importantes para entender esta diferencia, es el hecho de que en los celos patológicos, la persona que los sufre, realiza continuamente conductas de comprobación hacia la pareja, y si una vez comprobadas, se da cuenta de que no existían realmente, sus niveles de ansiedad descienden provocando que en el futuro vuelva a repetir esta conducta.

Ejemplo:

– Chica tiene sospechas de que su pareja está hablando con su ex novia.
– Chica decide todos los días cuando él se va a la ducha, comprobar sus últimas conversaciones de whatsapp para saber si han hablado.
– Al comprobar que no han hablado, su ansiedad desciende y se siente mucho mejor hasta que sus sospechas vuelvan a aparecer.



Desgraciadamente este ejemplo es muy habitual y común en la sociedad en la que vivimos donde las parejas adolescentes, especialmente, deciden emprender una relación sin amar ni confiar realmente en la otra persona y lo que en un principio debería ser una relación de amor, se convierte en una relación de inseguridad, desconfianza y discusión, que termina demostrando una vez más, la necesidad de intervenir en estas autoestimas tan dañadas y en estas inseguridades injustificadas.

Autor: Andrea Mezquida Ortega, Psicóloga Clínica y colaboradora del Teléfono de la Esperanza de Valencia

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