Para los orientadores y
psicólogos del Teléfono de la Esperanza hablar de suicidio implica hablar de
sufrimiento. Detrás de cada llamada y de
cada paciente atendido en consulta, donde
se manifiesta el deseo de poner fin a la vida de forma voluntaria, somos
testigos de la gran batalla que se está
librando en el interior de esa persona. Y lo sabemos porque a nosotros nos lo
muestran o sabemos detectarlo a las primeras señales.
El pasado diez de septiembre se
celebró el Día Nacional del Suicidio y en nuestra sede tuvo lugar una
conferencia de la mano de Elvira Vague, psicóloga clínica. En ella se intentó
aportar más datos que nos ayuden a abordar con una mayor eficiencia los casos de intervención en crisis de suicidio.
En el Teléfono de la Esperanza
intentamos mejorar y aprender cada vez
más para poder realizar nuestra labor con la mayor profesionalidad.
De hecho, se ha creado un grupo
de voluntarios formado por orientadores, psicólogos e interesados en el tema,
que una vez a la semana abordan las cuestiones que se van planteando sobre el
suicidio. Recaban la información de las personas atendidas y de las experiencias de cada uno, elaborando líneas de intervención que van a
favorecer una mejor intervención en futuras actuaciones.
Si nuestra labor es ayudar a los
que necesitan nuestra ayuda, no podemos obviar a aquellos que necesitándola no saben pedirla. No saber
pedir ayuda no es lo mismo que no desearla. Esto último es una decisión desde la libertad
de cada uno. Lo primero es estar perdido.
Cada cuarenta segundos se suicida
una persona en el mundo y entre ocho y diez personas se suicidan en España cada día..
Considero que al no hacerlo
estamos tapando una realidad existente.
¿Estaremos haciendo lo mismo que
con el tema de los abusos sexuales en la infancia?
Por más que pasen los años
algunos temas siguen siendo tabú.
Algunos temen que al hablar de
suicidio se produzca un efecto rebote y los casos aumenten.
Y si esto fuese así, el hecho de
no hablar de forma abierta ¿evitaría estos suicidios? Tal vez los retrasara, pero sabemos que del
acto de suicidarse solo es responsable la persona que decide hacerlo.
¿Qué tendría que ocurrir
para que fuese más visible esta
realidad?
El ministerio de Sanidad ha
prometido un Plan de Prevención para el Suicidio que todos esperamos que recoja
medidas que ayuden a atender las
necesidades de este colectivo.
Se habla de la puesta en
funcionamiento de una línea telefónica para atender llamadas similar a la de
nuestra organización.
Al igual que se ha hecho con la violencia de género,
echamos de menos una campaña que de
visibilidad de este problema, para que
todos podamos aportar nuestro grano de arena ante una situación de riesgo de
suicidio. Porque no solo los profesionales podemos ayudar, cualquier persona
con la información adecuada puede contribuir en esta problemática.
Comprendamos que dentro de una persona que desea morir hay
un infierno y una creencia de que nada puede
cambiar. ¿Hay alguien que resista un infierno permanente?
¿Y si supieran que no es para
siempre, que se puede salir de ahí?
Imagino un anuncio de televisión
para concienciar a la sociedad, como el
de los accidentes de tráfico llevados a
cabo por la Dirección General de Tráfico, que nos mostrara esta tremenda situación.
El lema del anuncio podría ser: “¿Estás pensando en poner fin a tu vida? ¿No puedes más? o ¿No ves la salida? Aunque
no lo creas, puedes salir de ahí. Pide ayuda”.
Este mensaje llegaría a muchas
personas, que piensan en suicidarse y también a las que no se les pasa por la cabeza.
Y romperíamos con los mitos que
hay sobre el suicidio: que si lo decimos animamos a hacerlo, que si no lo hace
en serio es que en realidad no quiere , que es una llamada de atención, etc….
Dejemos de tapar lo evidente y
sigamos trabajando y luchando para ayudar a vivir, que al fin y al cabo para eso hemos venido a este mundo. Y que la muerte nos llegue cuando corresponda.
Nosotros desde el Teléfono de la
Esperanza seguiremos haciéndolo.
Autora: Maribel Ruiz, Psicóloga General Sanitaria CV.18311.