¿Recordáis la primera parte de este artículo dedicado al libro de Eric Fromm “El arte de amar”, que publicamos en este mismo blog anteriormente? Allí comentábamos que considerando el ejercicio del amor como un arte, íbamos a necesitar conocer algo de su teoría y práctica. Personalmente decidí empezar con la práctica, más bien por una serie de requisitos que según el autor eran imprescindibles a la hora de poner en práctica cualquier arte, fuese el que fuese. Recordemos… eran la práctica de la disciplina, la concentración y la paciencia . ¿Os habéis puesto en marcha? Yo estoy en ello. Vamos ahora a ver que nos dice el autor sobre la teoría del amor.
Voy a centrarme solamente en una parte, la que se refiere a los cuatro elementos comunes a todas las formas de amor. Son muchas las reflexiones y consideraciones de Fromm sobre el amor, los objetos amorosos, el amor simbiótico versus el amor maduro… en fin, una vez más os invito a leerlo y a disfrutar de su lenguaje claro y directo. Vale la pena, os lo aseguro.
Retomando los cuatro elementos que os he mencionado, el primero de ellos sería el del CUIDADO. Si nos adentramos en los orígenes del significado de esta palabra, encontramos que proviene del latín “cogitatus” que significa:
-reflexión, pensamiento, interés reflexivo que uno pone en algo, y
-llevar adelante, hacer avanzar, mover, tratar, actuar.

“Si una mujer nos dijera que ama a las flores y viéramos que se olvida de regarlas, no creeríamos en su amor a las flores”.
Primera pregunta que nos podemos hacer a modo de reflexión:
¿Estoy cuidando aquello que amo?
El cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor: la RESPONSABILIDAD. Esta palabra que nos conecta con el sentido del deber y la obligación es, sin embargo, en su verdadero sentido un acto enteramente libre y voluntario. Ser responsable significa “estar listo y dispuesto a responder”. En palabras del autor “la persona que ama responde. La vida de su hermano no es sólo asunto de su hermano, sino propio”. Si lo aplicamos al amor entre adultos, ser responsable implica que estoy atent@ sobre todo a las necesidades psíquicas de la otra persona.
Segunda pregunta para la reflexión:
¿Estoy siendo responsable con aquello que amo?

El respeto se da cuando somos libres e independientes, cuando podemos caminar por la vida sin dominar a nadie y sin ser dominad@s por nadie. Respetamos porque ante todo reconocemos la libertad de cada un@ de ser como es.
Tercera pregunta para la reflexión:
¿Estoy respetando aquello que amo?
Y también, para respetar a una persona es preciso conocerla. Aquí llegamos al cuarto elemento básico común a toda forma de amor: el CONOCIMIENTO. Sabemos que hay muchos niveles de conocimiento, lo importante es saber que el que constituye un aspecto del amor, es un conocimiento que va más allá del conocimiento superficial. Cuando se da el amor, nos abrimos al conocimiento puramente vivencial. Es a través del acto de amar que nos entregamos al descubrimiento del otro así como a nuestro propio descubrimiento. Según Fromm la única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar, ya que es un acto que trasciende el pensamiento y las palabras. Algunos lo han llamado el conocimiento silencioso.
Quiero deciros que Fromm no desprecia el conocimiento que procede del pensamiento, muy al contrario afirma que el conocimiento de tipo psicológico es una condición necesaria para alcanzar el pleno conocimiento en el acto de amar, en palabras suyas “tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetivamente, para poder ver su realidad o, más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella”.
Pero aun así, el autor mantiene que la experiencia de la unión –ya sea con otro ser humano o con lo divino- lleva al pensamiento al radical reconocimiento de sus propias limitaciones, afirmando que al conocimiento verdadero se llega a través de la experiencia viva del amor.
Cuarta pregunta para la reflexión:
¿Estoy conociendo aquello que amo?
Hasta aquí un pequeño extracto de la parte teórica del arte de amar. En ella hemos visto que según Fromm hay cuatro elementos básicos presentes en cualquier fórmula amorosa: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento. Estos cuatro componentes van a estar presentes en cualquier cóctel de amor a modo de indicadores del nivel de madurez del mismo.
Pero… antes de preparar la pócima de amor y dársela a tomar a alguien…
Quinta y última pregunta para la reflexión:
¿Me cuido, me responsabilizo de mí, me respeto y me conozco?
Si la respuesta es sí, todo perfecto.
Si la respuesta es no, tranquil@, también todo perfecto, pues resulta que en muchas ocasiones… cuidando aprendo a cuidarme, tomando responsabilidades aprendo a responsabilizarme de mí, respetando aprendo a respetarme y conociendo aprendo a conocerme a mí… así que ¡Enhorabuena! Estás en condiciones de convertirte en artista del amor a partir de ¡ya!
"El amor es un acto de fe"
"La práctica de la fe y el valor comienza con los pequeños detalles de la vida diaria"
Autora: Remeis Jiménez. Filósofa y Terapeuta Gestalt Integrativa, Colaboradora del T.E. de Valencia.
http://elblogdelacasadelapaz.blogspot.com.es/2015/11/es-el-amor-un-arte-2-parte.html
Fuente: El arte de amar. Erich Fromm. Editorial Paidós, 2007