domingo, 22 de marzo de 2015

UN CUENTO CHINO

Hace mucho tiempo, una joven china llamada Li se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Li y su suegra discutían cada vez más y peleaban continuamente. 


De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. 


Li, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, el hombre tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para librarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda que tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones". 

Li respondió: "Sí, Sr. Huang, haré todo lo que usted me pide". Li quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra. 

Pasaron las semanas y cada dos días, Li servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre. 

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Li había controlado su temperamento y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con ella, ya que Li era ahora mucho más amable y era más fácil lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Li fue nuevamente a visitar al Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que muera por causa del veneno que le di". 

El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Li no tienes por qué preocuparte. Las hierbas que te di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y substituido por el amor que pasaste a darle a ella". 


En la China existe una regla que dice: 
"La persona que ama a los otros, también será amada".
La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado con lo que les das!!!

Remeis Jiménez. Filósofa y Terapeuta Gestalt Integrativa, Colaboradora del T.E. de Valencia


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