viernes, 19 de diciembre de 2014

EL ARTE DE APRENDER A COMUNICARSE

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un Adivino para que interpretase su sueño. - ¡Qué desgracia, Mi Señor! - exclamó el Adivino - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad. 
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!! 
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos. Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado. 
Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: 
-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada... ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes! 
Iluminóse el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro. 
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: 
-No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro... 
-Recuerda bien, amigo mío- respondió el segundo Adivino -que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse. 
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. 
Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas. 
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado. 

¿Cuántas veces comunicamos algo y los demás lo interpretan en forma muy diferente a lo que esperábamos?

¿Cuántos conflictos personales se generan a partir de un malentendido?

Vivimos en sociedad y dependemos los unos de los otros en infinidad de aspectos. Por eso es fundamental tener la capacidad de expresarnos y comunicarnos de forma eficiente con los demás. Tanto si queremos prosperar, como si queremos cultivar una intensa vida social que nos satisfaga a nivel personal, necesitamos mejorar nuestras habilidades para la comunicación.

Algunas recomendaciones a tener en cuenta

Ser escueto, no repetitivo. Cuando reiteramos nuestro mensaje dando demasiadas explicaciones, una y otra vez, nuestro interlocutor puede sentirse menospreciado, como si pensáramos que no es capaz de entenderlo a la primera. Siempre es posible plantear algo sumamente profundo y significativo, pero de manera sencilla, sin tantas aclaraciones y repeticiones.

Al grano, tratar de ser concretos. Para conseguir que nuestra comunicación sea efectiva, tenemos que expresarnos de manera específica y clara. Dejemos a un lado las ambigüedades y generalizaciones y digamos exactamente lo que queremos. Si nos expresamos sin rodeos, el efecto será mucho mejor.

No volver para atrás. Nada bueno sale de traer a colación asuntos del pasado y volver sobre antiguas rencillas, salvo dolor y problemas. Es cierto que el pasado puede servirnos mucho y mostrarnos el camino a seguir, pero siempre y cuando estemos dispuestos a considerarlo de una forma positiva, es decir, tratando de aprender de él. Rememorar una y otra vez aquello que sucedió, sin intenciones de captar la “lección” implícita, no trae buenos resultados. 

Buscar el tiempo y el espacio justos para hablar. Es obvio que hay temas que no se pueden abordar en cualquier sitio. Cuando tengamos que comunicar algo difícil a otra persona, lo mejor es hacerlo en privado. Por el contrario, si vamos a felicitar o dar la enhorabuena a alguien, es recomendable hacerlo en público, donde los demás puedan escuchar también. No es necesario halagar en exceso, pero si lo hacemos de forma natural, con seguridad la persona se sentirá muy valorada.

Abordar los asuntos por separado, uno detrás de otro. No es recomendable sacar varios temas juntos, que no tengan nada que ver entre sí. A veces queremos aprovechar el momento y sacamos a relucir un largo listado de cuestiones pendientes, pero lo más probable es que esto solo produzca enojo en el interlocutor.

Vigilar la comunicación silenciosa. Lo que se dice verbalmente no lo es todo. Tus gestos, el tono y volumen de tu voz, así como las caras que pones, tienen que ir en concordancia con lo que estás diciendo. De otro modo, el mensaje se pierde. Tan importante es lo que dices, como el modo de decirlo.

No hablar en términos absolutos. Cuando decimos cosas como “es que siempre haces lo mismo”, estamos aplicando etiquetas que no son ciertas. Si nos expresamos así, probablemente resultemos siendo injustos y poco honestos. Si solucionar un conflicto es el objetivo, tratemos de utilizar términos más relativos como “a veces” o “con frecuencia”, que hacen que nuestro interlocutor se sienta mejor.

Cuando tengas que realizar una crítica constructiva, haz referencia al comportamiento y no a la persona en sí. La mayoría de las veces, en una situación determinada, realmente lo que nos disgusta es el comportamiento puntual de alguien y no la persona en sí. Es fundamental comprender la diferencia y también dejarla clara.

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/la-importancia-de-aprender-a-comunicarnos-efectivamente/

En conclusión, comunicarse efectivamente es un arte y bien vale la pena que nos esforcemos en hacerlo cada vez mejor. Dedicar nuestro tiempo a aprender a comunicarnos es la mejor inversión que podemos hacer por nuestra felicidad y bienestar y el de nuestros seres más cercanos. Comunicarnos de forma positiva y efectiva nos ayudará a prevenir conflictos y malos entendidos.Por ello desde el Teléfono de la Esperanza de Valencia convocamos una vez más nuestro Curso "El Arte de comunicarse bien",que te ayudará a comunicarte de forma sana y efectiva.Tendrá lugar del 23 al 25 de Enero de 2015,en nuestra sede.Para más información puedes llamar al 963 91 60 06 o en la dirección de correo: valencia@telefonodelaesperanza.org. También puedes hacerlo a través del enlace que figura al final de esta entrada,donde también podrás encontrar la ficha de inscripción y podrás formalizar la misma desde tu domicilio.


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