lunes, 17 de febrero de 2014

PSICOPATOLOGIA DEL SILENCIO

Se le atribuye a Pitágoras la frase “el silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría”. El autor se refiere al silencio de los sabios no al silencio de los timoratos, los tímidos o incluso de los prudentes. Pero nuestra cultura parece como si tuviera miedo a cualquier tipo de silencio, y sobre todo, al silencio que supone un encuentro consigo mismo. De ahí la proliferación de mensajes de whatsapp, de móvil, la radio o la TV abiertos continuamente. Es como si tuviéramos miedo a nuestra realidad más profunda.

Generalmente entendemos por silencio la ausencia de palabra o de ruido. Así, silencio se equipara a mutismo. Sin embargo, el silencio es una vivencia mucho más compleja y que puede tener diversos matices. Hay silencios agresivos (respuesta a una palabra malsonante o contra una ofensa); puede significar sorpresa (como ante una muestra de cariño inesperado); puede indicar amargura o duelo (silencio en un funeral); puede tener la característica de buena educación o de respeto (silencio en una iglesia) o,  significar miedo o vergüenza (silencio en un ascenso); puede significar protesta (las manifestaciones de silencio ante los atentados)  o enfado (callarse en una tertulia).

En todas estas circunstancias el silencio transmite un mensaje (de ofensa, de amargura, etc.) por lo que podemos afirmar que el silencio es comunicación. Y es pues un elemento fundamental en todo diálogo. Sin silencio no podríamos entendernos.

Por esto, no sin razón en la religión budista se llega a decir: “hay una comunicación auténtica cuando alguien se expresa sin tener que utilizar la boca y escucha sin tener que usar la oreja”. Para el budismo, pues,  el silencio es una forma de comunicación significativa. El silencio verbal puede estar acompañado de un mensaje no verbal (postura, gesto, mirada, etc.) que puede comunicar más que la propia palabra.

Silencio y psicopatología

En ocasiones las conductas silenciosas también pueden estar indicando la estructura de personalidad del sujeto y por lo tanto podemos hablar de silencio neurótico, depresivo, psicopático y paranoico.

El primero se da en personas muy inseguras, con baja autoestima y con gran sentido del ridículo. Tiene un bajo umbral a la frustración. El sujeto calla porque se encuentra indefenso y piensa que si habla va a será el hazme reír de todos. Esto se pone de manifiesto, con frecuencia,  en situaciones grupales. 

El “silencio del depresivo” significa que el sujeto piensa que la palabra, como su propia vida, no tiene ningún valor y entonces para qué utilizarla; en otras ocasiones no habla porque no se le ocurre nada, ya que la depresión les deja sin sentimientos pero también sin ideas. “Estoy en blanco”, suele decir el depresivo para justificar su silencio.

El psicópata es aquel que está en contra por sistema  de la norma y de la ley y por lo tanto su silencio tendrá una connotación o bien de ocultación o de manipulación; es un silencio mentiroso. Algunos autores lo llaman “silencio glacial” pues incluso en el lenguaje corporal demuestran la desaprobación o la agresividad.

Y por último, el silencio paranoico, que supone callar por desconfianza. “Ante las miradas y palabras que implican una conspiración contra mí –me decía un paciente- solamente puedo callar”. Es un silencio defensivo pero también muy angustioso pues el sujeto se ve metido en una trama de la que no puede salir.

Silencio se rueda; silencio se vive

En el rodaje de las películas se exige el mayor silencio: silencio se rueda. No están permitidos ruidos externos que contaminen la escena grabada; en la vida, también es necesario el silencio, no como forma de evitar la contaminación sino como actitud imprescindible para vivir. La vida, como la música, se compone de palabras, pero también de silencios. De lo contrario no podremos comunicarnos con los otros y ni con nosotros mismos. Este tipo de silencio es el que Pitágoras llamó: “la primera piedra del templo de la sabiduría”. 

ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA

Psiquiatra-Cofundador del Teléfono de la Esperanza

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